Yoga Instructor 🔥

1.3K 68 6
                                    

🔥

—Mi espalda me está matando. El Home Office es lo peor que ha pasado en mi vida... y Cal es un idiota que no puede ni siquiera mandarme un texto de buenos días.—Me quejo amargamente de mi vida con mi roomie una vez que he cerrado mi computadora y me levanto de mi silla giratoria.

Cuando mi tonto pretendiente me recomendó en un trabajo que me prometía tener horarios flexibles y ser mi propio jefe creí haber encontrado al santo grial de los trabajos y tener a un genio como posible pareja pero comenzó a volverse una pesadilla cuando mi espalda comenzó a cobrarme factura por pasar ocho horas sentada frente a una computadora y mi relación nunca floreció porque realmente los ratos libres eran lo que menos tenía en el día. No es divertido. Realmente no es divertido tener lumbalgia en la disfrutable etapa de los veinte y aunque ya he intentado con tanto remedio he leído e investigado nada cede mi molestia.

—Deberías probar si desaparece el dolor practicando Yoga, durante los estiramientos puedes tronar más huesos de los que crees que puedas poseer. ¿Te interesaría?

—Sabes que soy malísima siguiendo videos en YouTube además aún no tengo un tapete de ejercicios.

—No seas tonta, yo voy a ser tu instructor. ¿Quieres intentarlo?

—Si, no tengo nada que perder.

Esa misma tarde nos hemos dirigido a una tienda de artículos de deporte para conseguirme un tapete de ejercicio, un par de bandas de resistencia y los famosos blocks de caucho que realmente parecen ser solo desperdicio. Shawn hace una parada técnica en una tienda de artesanías y nos abastece de inciensos de lavanda y velas de vainilla con jazmín además de conseguir un bowl que hace sonidos muy raros cuando lo frotas con lo que en mi mente funciona como baqueta. Me ha dicho que se trata de un cuenco tibetano que nos ayudará durante la meditación final... la verdad no tengo idea de que hace pero luce genial haciéndolo.

Encuentro entre mis cajones desordenados un par de leggins que aún conservan su etiqueta de compra y un sostén deportivo que podrá servirme por ahora. Encuentro mis tenis debajo de mi cama después de meses sin ser usados y supongo que ya estoy lista para aliviar de forma definitiva mis dolores de espalda.

En cuanto llego a nuestra sala puedo darme cuenta que Shawn ya ha movido la mesa de centro de la estancia, ha encendido un par de velas e inciensos, ha conectado una bocina y la ha acomodado la cámara de su teléfono sobre un par de libros para grabar nuestra sesión en cámara rápida.

Las costumbres de las personas millennials son muy raras.

—Descálzate, será más cómodo.—Me indica.—Haremos un par de asanas sencillas, no quiero romperte.—Bromea ante mi falta de voluntad al ejercicio y finalmente se sienta sobre su tapete de ejercicios.—Respira profundo... inhala y exhala... y estira tus brazos hacia el sol.

Sus ojos están cerrados y respira con tranquilidad inflando y desinflando su pecho rítmicamente se toma su tiempo de elevar sus brazos y suelta un gruñido al mismo tiempo que sus huesos truenan un poco. Cuando imito su acto siento una rica sensación de alivio al escuchar como mi espalda emite un par de chasquido y suelto un pequeño gemido lleno de gusto. Si, creo que no debí hacerlo tan alto.

—Estira un poco tus brazos hacia enfrente y apoya tus palmas en el tapete, si te incomoda mucho no gires tanto tus manos.—Su voz suena un poco más enronquecida y sigue sin inmutarse.—Iniciaremos con respiraciones profundas adoptando Bidalasana al inhalar y Marjaryasana al exhalar.

Parece bien experimentado en el arte del Yoga y muy seguro de sus movimientos. Le veo ponerse en cuatro puntos y arquear su espalda con suavidad para después volver a hacerla redonda. Me concentro tratando de imitar sus movimientos cerrando mis ojos y disfrutando el momento hasta que sus manos se posan en mi cintura.

—Lo estás haciendo genial, separa un poco más las piernas. Un par de respiraciones más y pasaremos a Adho Mukha Svanasana.—Levanta las rodillas del suelo y se sostiene con manos y pies formando una especie de pirámide. Mueve un poco sus piernas simulando una caminata y se queda estático por un momento. En cuanto imito sus movimientos le veo levantarse y caminar hacia mi tapete.—Tu espalda debe estar un poco más recta, eso ayudará a fortalecerla.

Las yemas de sus dedos recorren mi espina dorsal haciéndome flaquear, ¿Por qué siento que esto terminará de una manera poco tradicional?.

Hacemos un par de posturas más cuyos nombres no sé como pronunciar, sus manos me recorren con lentitud y firmeza cuidando todas mis posturas y que mi cuerpo no se estire mucho. Pega su cuerpo al mío cada vez que se presenta la oportunidad, sus dedos no son nada tímidos y sentir su aliento en mi cuello durante cada instrucción solo lograba ponerme cada vez más caliente... No entiendo en que momento mi ropa y la suya ha desaparecido y esto se ha convertido en una candente escena erótica. Pero me agrada.

—Haremos Balasana, caderas hacia los talones con el pecho al piso. Puedes estirar tus brazos.—Deja pequeños besos en mi espalda y muerde el lóbulo de mi oreja, sujeta mis caderas y eleva mi trasero a su gusto. Toma el elástico de mi ropa interior y tira de ella hasta dejarla a la altura de mis rodillas.

Se desaparece por un momento y al regresar eleva cada una de mis rodillas para liberar de mi cuerpo aquel pedazo de tela y finalmente lanzarlas hacia algún lugar del departamento. Le escucho rasgar un pequeño paquetito con sus dientes y tener la tardanza de solamente diez segundos antes de adentrarse a mi cuerpo de una perfecta y profunda estocada.

Oh Dios. Si es como lo imaginé desde que le vi desnudo por accidente.

No me privo de hacerle saber lo mucho que estoy disfrutando que me tome de esta manera. No tengo idea de cuanto tiempo creció nuestra tensión sexual pero le alegra muchísimo que haya sido cortada.

Sus manos se entierran con descaro en mis glúteos y mueve sus caderas tan fuerte como le es posible. Tomándome suavemente del cuello hace que eleve mi torso y choque mi espalda con su sudoroso pecho, entierra su rostro en mi cuello y decide generar pequeños y fogosos moretones en mi piel mientras susurra lo mucho que le está gustando dominarme de esta manera.

Decido que es suficiente. Yo también quiero tener el control. Me giro y ataco sus labios con la suficiente delicadeza para tenerle suspirando deseoso de seguir disfrutando de mi cuerpo. Le empujo sobre mi tapete de yoga y me debato un pequeño momento sobre que movimiento ejecutar y entonces me decido.

—¿Qué estás...?.—Me deslizo con cuidado sobre su miembro y me sostengo de sus muslos mientras doy pequeños sobre su cuerpo. Dios mío, me tiene en las nubes.

—Carajo.—Masculla en bajito y suspende mis caderas lo suficiente para ser él quien comience a moverse con cierta rudeza haciéndome soltar monumentales gritos de placer. Si no termina con el ego por los cielos estaría mintiendo. Entre gruñidos y un par de sonoros gemidos su respiración se agita y simplemente se comienza a quedar completamente quieto disfrutando un momento de su estado post-coital.—Ven aquí, mantente erecta.

Sin molestarse en sentarse tira de mis caderas hacia atrás hasta guiarme a su rostro y eleva sus manos estratégicamente para dejarlas sobre mis pechos y evitar que pusiera mis manos en el suelo. Me da un tremendo espectáculo con los músculos de mi lengua y ríe gustoso solo para seguir estimulando mi sensible zona con su risa.

No puedo creer que una risa me ha hecho terminar en un puto paraíso.

Me empuja suavemente hacia el tapete de alado y suspira un par de veces antes de proceder a retirarse el preservativo y arrojarlo a algún sitio de la estancia.

—Si tenías tantas ganas de hacérmelo lo hubieras dicho antes.—Bromeo y sonrío al escucharlo reír.—Eres un maldito genio, mi espalda se siente fantástica. Quiero seguir intentándolo.

—Lo hiciste excelente cuando nos lo estábamos tomando con seriedad. ¿Quieres ver tus posturas?.—Oh cierto, grabó nuestra exquisita sesión de sexo espiritual.—Oh no.

—¿Estabas transmitiendo en vivo, imbécil?.—Disfruten el sex tape de Shawn Mendes.

🔥

{Shawn Mendes One Shots II}^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora