31. Seré tu plato principal

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Al llegar a nuestro cuarto me encuentro en la cama un ramo de flores azules enorme y una caja blanca. -Lo ves? A esto me refería. 

-No sabes la suerte que tienes... Dios! De dónde ha sacado esas plantas?!

-Qué les pasa? Son bonitas. 

-Solo se consiguen en el pico de las montañas, tratándose de Jayden habrá ido él mismo hasta allí para traértelas, por eso no lo hemos visto en todo el día. 

Cojo la caja y al abrirla casi se me caen los ojos al suelo. -Qué narices?! -mi corazón se para al ver un collar de plata con un colgante en forma de copo de nieve con piedras azules y blancas. -Lo mato. 

-Es un collar de protección, te mantiene segura de cualquier cosa mientras lo lleves puesto. Es un detalle de su parte. -sonríe. -Y pega con tu vestido! -tapo la caja y la dejo sobre la cama. 

-Esto tiene que parar, no pienso dejar que siga dándome estas cosas. Eso le habrá costado un pastón. 

-Jayden no te ha hablado de su familia? 

-No le he preguntado nunca. 

-Pertenece a una familia de sangre real, no son de la realeza pero parecido, es descendiente de una familia original de vampiros. Son tan antiguos como la cantidad de su fortuna. 

-Cuántos años tiene Jayden? 

-Ciento y algo. 

-Cómo?! -tanta información me está sobrecargando el sistema. -Bueno, será mejor empezar a cambiarnos. 

-Tienes razón, no podemos hacernos esperar. 

Subimos las escaleras hasta el último piso del castillo, el la gran bóveda a la nunca he entrado, ahí se celebra el baile de invierno. Tener que subir escaleras con un vestido largo y tacones es más difícil de lo que pensaba, al menos para mí, Tessa parece muy tranquila. 

Al llegar al final nos encontramos de frente con la entrada a la bóveda de cristal. Es enorme, el techo de cristal está decorado con plantas, hay velas y luciérnagas volando por todas partes. 

Hay algunas mesas con comida y decoración, pero lo que más llama la atención es la gente, con sus vestidos de gala, peinados elegantes y la tensión que se palpa entre todos. 

Se escucha música clásica en la sala, también a la gente hablando mal de otros. Nos ponemos en una esquina con Maddie e Iris, al lado de las mesas dónde hay menos gente. 

El sol comienza a ponerse y los últimos rayos entran por los cristales del techo. -Y los chicos? -pregunta Tessa. 

-No los hemos visto en todo el día. Nos dijeron que los esperásemos aquí. -responde Iris viendo su móvil. 

-Este año el baile de los compañeros será raro, apenas se han encontrado las parejas, pero bueno, estando vosotras. -sonríe Maddie, Iris y Chase resultan ser compañeros, hasta ahora no se juntaron porque no hablaron, pero cuando se vieron los dos se dieron cuenta. 

-Pero qué ocurre exactamente? 

-En cuanto la luna esté en el centro del cielo y solo ilumine su luz, las marcas de los compañeros aparecen. Son como tatuajes en la piel que aparecen cuando estáis juntos. 

-Mola. 

-Toma, no te lo puedes quitar. -dice Tessa dándome una máscara plateada que cubre uno de mis ojos. 

-Para qué es? 

-Se lo pone la gente que tiene pareja, si te la quitas es como decir que estás soltera y otro puede venir a conquistarte. -la luz ya se ha ido y pocas personas se ponen las máscaras. 

-Ya va a empezar el baile, vamos. -Iris tira de mí hacia unas sillas que forman un círculo, hay pocas personas sentadas. La música empieza a sonar y algunos se levantan para empezar a bailar, la luna se va a cercando al centro de la bóveda. 

Después de un rato, Chase se lleva a Iris al centro de la pista y comienzan a bailar, solo quedo yo en las sillas. 

Miro a todos lados buscando a Jayden, pero no aparece. Me miran con pena, esto es una humillación. 

Empiezo a desatar el nudo de mi máscara pero una mano se extiende delante de mí. 

-Lamento llegar tarde. -la voz de Jayden me envuelve y solo me hace pensar en él. Acepto su mano y le sigo a la pista. Nos miramos a los ojos, perdidos en el color del otro. 

Sin decir nada empezamos a bailar al ritmo de los violines en el centro de la pista. 

En ningún momento soltamos nuestras manos. 

Giro haciendo que mi falda se mueva de forma elegante. 

En lo único que pienso es en él. La luna llega al centro de la bóveda iluminándonos. Nosotros seguimos bailando mientras en mi brazo derecho empiezan a aparecer líneas de color blanco que forman dibujos. Las siento llegar hasta mi cuello y rodearlo. 

Solo veo las suyas asomarse por su cuello. 

A pesar de que los demás se hayan parado, nosotros seguimos bailando. Agarra mi cintura levantándome del suelo para girar conmigo en brazos y volver a dejarme. 

Mantiene su agarre en mi cintura. No tiene pensado soltarme, y yo no quiero que lo haga. 

Miro sus ojos rojos, perdida en ellos. Llevo mi mano a su mejilla y le acaricio. Él mira mi marca encandilado con el blanco de las líneas sobre mi piel. -Exquisita. -besa mi muñeca y ladea la cabeza buscando más de mi tacto. 

Sonríe juntando nuestras frentes y acercándome a él. 

...

Jayden me pega a la pared besando mi cuello y manteniendo sus manos firmes sobre mi trasero, enredo mis dedos en el pelo de su nuca y levanto la cabeza para darle espacio. 

Sus colmillos se clavan en mi piel sacándome jadeos que él disfruta escuchar. 

Se separa de mi piel lamiendo los pequeños orificios que ha provocado con sus dientes afilados y camina conmigo en sus brazos al escritorio de la clase en la que hemos entrado. 

Me sienta sobre la madera y se mete entre mis piernas, acariciándolas y arañando mi piel dejando marcas rojas, como el color de sus ojos. 

Me observa con detalle, como si no quisiera perderse ninguna de mis expresiones. 

Besa mis labios mordiendo el inferior mientras acerca su cuerpo al mío peligrosamente. 

Empieza a dejar un camino de besos por mi cuello, clavícula y escote, salta a mis muslos internos y me mira a los ojos. 

Empieza a besar la tela de mi ropa interior provocándome corrientes eléctricas por todo el cuerpo. 

Lo siguiente que hace es apartar mis bragas y empezar a lamer mi intimidad con una gran destreza. En ese punto ya no puedo evitar soltar gemidos. 

-No hagas ruido. -susurra para volver a su trabajo. Pasa una de mis piernas sobre su hombre para darle más espacio. Me tapo la boca, pero sentir su lengua moviéndose sin control me está poniendo difícil la parte de quedarme callada. 

Enredo mi otra mano en su pelo para acercarlo más, eso me hace arquear la espalda. Siento tanto placer que en cualquier momento puedo explotar. 

Clava sus dedos en mi muslo dejando marcas rojas. 

Intento avisar de que no voy a aguantar mucho más, cosa que él sabe pero parece no importarle. 

Suelto un último gemido en cuanto acabo en un éxtasis. Le veo relamerse los labios disfrutando del sabor de ese... Líquido. 

Por Dios qué vergüenza. 

-Espero que ahora estemos en paz. 

-Qué? -le miro confundida. 

-Seguías enfadada conmigo por lo de estos meses y...

-Espera espera, no estaba enfadada contigo, bueno, al principio sí, pero ya no. 

-Bueno, mereció la pena. -sonríe mostrando sus colmillos. 

The Monster I KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora