Capítulo 19: Retomar y morir

48 1 0
                                    

Jim llego a donde los chicos y Tom le ofreció un cigarro, Jim lo tomo y fumo un poco con ellos, al parecer la mayoría del pelotón ya estaba listo, y con esto el Mayor dio la orden de subir a los camiones y tanques, de inmediato pusieron sus rifles en sus espaldas, y sus cascos sobre sus  cabeza, subieron a los camiones y cargaron lo que quedaba de la munición en la parte trasera de los tanques o soldados a los costados de estos, 300 soldados irían a combatir mientras que 150 de la unidad se quedaría en el campamento, eran una cantidad considerable de soldados y más la ayuda de 6 tanques contra unos 100 o 200 alemanes podrían ganar, pensaban que con superioridad de numero ganarían.

Todos continuaron el trayecto confiados y algo cansados, pero sabían que pronto podrían ganar. Striker estaba asomado por su escotilla reposando su brazo izquierdo en la Browning de su lado al igual que su tripulación se asomaba, Jim y su grupo estaban en el octavo camión, eran 10 y 3 tanques al frente y 3 al final de todo el convoy, eran varios campos de trigo con el terreno amarillento, girasoles, cultivos de tomates y lechuga, o arbustos con arboles, y a unos 200 metros se veía una granja con un molino en medio del campo y a su lado un tanque alemán Panther destruido casi volcado que tenía hojas a los lados y al frente casi tapando el cañón y a su lado un Hellcat sin torreta y humeando por los hoyos de impacto, además asomándose por la puerta de la granja habían una madre y su hijo, sucios y con miradas tristes. Pero no eran solo ellos, Jim dirigió su mirada al frente y a los costados del camino habían civiles y entre ellos algunos alemanes heridos rindiéndose ya que estaban evacuando la ciudad que pronto ellos atacarían, Jim sintió algo de pena por ellos. A más de un kilómetro y casi perdiéndose a la vista se veía donde se ubicaba su objetivo, se lograba ver algo de humo elevarse en el cielo, además era un largo camino de lodo casi recto y con una sola curva que era la entrada a la ciudad. 

Dieron la curva y habían llegado a la ciudad entrando en esta,  al ir entrando y ver que habían casas en ruinas vieron a varios soldados de la 101 que habían resistido revisando un cañón antitanque que se había quemado y estaba contra una farola, Striker les pregunto donde estaban los alemanes, ellos le respondieron que en el ultimo ataque se habían retirado por lo que suponían que se estaban reagrupando. Sin más continuaron su camino entre calle y calle repletas de charcos, barro, ladrillos y polvo. Jim olía un olor a pólvora y carne quemada, miro el cielo y entre las nubes de polvo amarillento sobresalían algunos rayos de sol. Había un campanario con su pico apunto de  derrumbarse y con los cristales rotos y a su lado un parque en el que solo habían arboles secos y al lado de este y de un camino empedrado había un puente y un río pasando por debajo de este con algunos escombros.

Los tanques pararon en las aceras del parque y los camiones en las calles, los soldados bajaron incluyendo a Jim y su grupo. Todos bajaron y fueron a ayudar con los últimos destrozos que había provocado el ataque anterior. el sargento de su pelotón, que se llamaba Matt, les indicó a Jim y a Martín junto con Clark que acomodaran los sacos de arena para las defensas y a Tom lo envió junto a Ron para encontrar correas de municiones de armamento abandonado para las ametralladoras calibre 30 que ubicarían en puntos elevados para tener ventaja de fuego sobre los alemanes. 

Jim ayudo a Martín a acomodar los sacos de arena mientras que Clark los traía. Striker como era el Sargento líder del batallón de tanques se reunió con sus hombres para planificar las posiciones que tomarían para no quedar vulnerables ya que sabían que en cuestión de blindaje los alemanes les superaban. Después de media hora habían terminado, formando puestos para las ametralladoras y cobertura para la infantería, Jim se sentó sobre las escaleras de una casa y acompañado de Clark y Martín comenzaron a hablar. Entonces llego Ron y se paro en la entrada de la construcción y se unió a la conversación, afuera una vez todos terminaron de hacer sus labores se relajaron un poco, aunque claro manteniendo la guardia; en la vieja casa en donde estaba Jim había un gramófono que parecía estar en buen estado, Jim esculco entre los álbumes de música y encontró uno con una mujer en la portada, lo puso y la voz de aquella cantante sonaba melancólica, todos estaban tranquilos y afuera apenas se escuchaban las pisadas de algunos soldados en los escombros de las calles y ellos hablando. Pasaron los minutos y parecía que nada fuera a pasar, hasta que un soldado grita.

BAUTIZO DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora