Capítulo 9

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El día de ayer había sido un caos y eso ambos presentes lo sabían, puesto que todo se definía en una sola palabra: incomodidad.

Tras mucha insistencia de parte del chico, su portero aceptó acompañarlo con las llaves de repuesto que este tenía por sí algún incidente ocurría, así avanzaron hacia donde se encontraba la casa del mismo para abrirles la puerta.

Ni un gracias, ni una palabra sobresalió de la boca de la contraria, su único objetivo fue definido apenas la puerta fue abierta... El baño.

El mismo observó al chico algo confundido, a lo que este le sonrío entre un mezcla de amabilidad y algo de incomodidad. Por parte del señor no hubo respuesta, solo se fue hasta que al fin los dejó a solas para darles su espacio.

El chico solo avanzo hacia la casa, adentrándose con las cajitas de los gatitos en cada una de sus manos antes de observar a su alrededor, a su parecer ella había aguantado mucho.

Al tener la puerta ya cerrada, decidió entonces abrirles la rejillas de sus cajitas a cada uno de los mininos para que pudieran acomodarse, no mucho después cada uno se encontraba estirandose y avanzando.

Lo que le llamó la atención eran de los tres gatitos de su invitada, puesto que el menor de todos avanzó directamente hacia el baño en compañía del de en medio.

El mayor después de un tiempo de comer también avanzó con ellos y este los siguió por unos instantes hasta observar que el de color negro se quedaba a una distancia de ellos echado mientras que los otros dos observaban sobre la ligera abertura abajo de la puerta.

Sonrió de lado ante eso, viendo como ambos gatitos observaban el pasar de la sombra y ninguno se despegaba de aquel sitio, siendo un momento algo chistoso y tierno de ambos.

El cómo la llave del drenaje era bajada afirmaba que ya había terminado, así que la chica soltó un gran suspiro al sentirse completamente más ligera. Avanzando hacia el lavabo empezó por lavar sus manos mientras pensaba en lo que había pasado.

El golpe de realidad le hacía sentirse demasiado apenada con lo sucedido, tanto con Cry como con el portero que dulcemente había aceptado ayudarles.

Mañana debería darle las gracias

Pensó esta misma mientras terminaba por secarse sus manos, solo abriendo la puerta y haciendo que esta se topara con dos caritas, a lo cual ella reconocía quienes eran y sin esperar siquiera una palabra del chico, se encunclillo para acariciar a los mininos donde habían sido ligeramente golpeados.

-Lo siento, lo siento-

Pedía mientras les sobaba con cuidado sus caritas mientras era vista por el contrario.

-Pero también tienen la culpa mis bebes, ¿no les eh dicho que no deben ponerse detrás de la puerta?-

Cuestionó a estos que solo la observaban desde su lugar, alejándose a veces de sus caricias que les otorgaba su dueña.

Cuando al fin dejó eso de lado, notando que ya estaban mejor en su opinión, solo ambas miradas de los presentes se encontraron.

-Creo que... -

Decidió empezar primero el chico.

-Deberíamos irnos a dormir, fue mucho por hoy-

La misma solo asintió, estando de acuerdo con este, sólo dejando que el y su gatito avanzarán para ir a la planta de arriba.

-¡Cry!-

Le llamó desde su lugar, haciendo que este se detuviera solo a unos pasos de la escalera, esperando hasta ver que ella se iba acercando a donde la poca iluminación les otorgaba.

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