➳ Capítulo 4

1.7K 150 32
                                    

Debido a la cercanía se alejó de ti con mala cara.

— ¿Para qué viniste? Dejando de lado la excusa estúpida de ayudarme.

Ahí en el suelo sonreíste un poco para ti misma.

— No lo sé. Supongo que no tener supervisión de mis padres provocó que ahora esté acá.

El chico acomodó una de sus orejas y cruzó los brazos apoyándose en la pared.

— Eso es peligroso.

— ¿Te preocupas por mi? —reíste.

— ...

Se formó un silencio incómodo y pesado. Creo que no fue lo correcto decir eso.

— La gente que no se preocupa por cuidar a los suyos es ridícula.

Asentiste con la cabeza.

— Pero no son malos conmigo, solo trabajan mucho... Entonces la mayor parte del tiempo estoy sola, investigando.

Volvió a mirarte de manera profunda, como si estuviera examinandote.

— ¿Qué investigas?

— Sobre ti. —lo señalaste.

— Pff. —rodó los ojos— ¿De todos me elegiste a mi?

Soltaste una risa torpe.

— Si, eres más interesante de lo que crees.

Te miró durante un largo rato sin decir nada y después suavizó su expresión.

— ¿Cómo te llamas?

— T/n.

— T/n. —repitió en un susurro— No estuvo bien la manera en que me comporté.

Sonreíste e hiciste un ademán con la mano restándole importancia.

— Igual no me esperaba que me recibieras con los brazos abiertos.

Escuchaste un crujido de parte de él que se estaba acomodando el brazo.

— Pero no debiste de venir aquí en primer lugar, tenlo claro.

Suspiraste.

— Ya lo sé... Por cierto.

Abriste tu mochila y sacaste un botiquín.
Springtrap al verlo negó con la cabeza y frunció el ceño.

— ¿Por qué quieres hacer eso?

— Te lo dije, solo quiero ayudarte.

Suspiró con pesadez.

— Niña, estuve a punto de matarte.

Eso era verdad.

— Antes de venir acepté todo tipo de riesgos.

Hizo sonar su cuello frustrado.

— Que insistente eres. —se sentó con una de sus piernas estiradas y te hizo una seña con la mano— Ven, rápido.

Apareció una sonrisa victoriosa en tu rostro y te acercaste.

— Va a doler un poco.

Eso fue ridículo sabiendo por todo lo que ha pasado. Te diste un golpe mentalmente.

Comenzaste a curar sus heridas y él miraba cada cosa que hacías.

Springtrap no se quejaba, era como si las heridas no le dolieran, pero claramente si dolían porque de algunas salía pus y el color indicaba que no estaban para nada sanas.

Terminaste por curar las heridas de sus brazos y ahora faltaba la del rostro.

Acercaste tu mano pero la detuvo.

— Ya está bien.

Eso fue inesperado...

Rápidamente guardaste todo y tomaste distancia. Preferiste ahorrarte la pregunta del por qué no quería que le tocaras el rostro.

Cuando terminaste por guardar todo volvió a hablar.

— ¿Qué quieres a cambio? —preguntó esta vez con su mirada fija en ti.

— Nada. —respondiste con sinceridad.

Volvió su expresión molesta.

— No me gusta deber cosas a los humanos. Dime qué quieres.

Pero si el se ve como uno, pensaste.

— No lo sé... Te preguntaría cosas pero conociéndote no me vas a responder.

Se quedó en silencio confirmando lo último que dijiste.

— Mejor que sea lo que tú quieras. —terminaste por responder.

Springtrap pensó durante unos minutos, hasta que finalmente habló.

— ¿Cuántos años tienes?

Esa es una pregunta extraña. Dudaste en si decirle la verdad o no, pero no era necesario mentirle...

— 18.

Entrecerró los ojos y te miró con desconfianza.

— Pareces menor.

Desviaste la mirada.

— Esa es mi edad. —arreglaste tu cabello— ¿Por qué lo preguntas?

— Solo tenía esa duda. —se levantó con cuidado— Agradezco que me hayas curado, puedes irte.

— ¿Tu qué edad tienes? —preguntaste de inmediato.

— Yo... —se tocó la cabeza pensando con una expresión confundida— No lo sé, lo olvidé. Pero estoy seguro que soy mucho más mayor que tú.

— Pero te ves de mi misma edad. —contraatacaste.

— ¿Y? Sigo siendo mayor que tú.

Volvió a comportarse de manera cortante.

— Digas lo que digas soy lo suficientemente inteligente para hacer cualquier cosa. —hablaste rápido.

— ¿A mi qué? Sigues siendo una niña. —te miró con fastidio.

¿Una niña? Después de toda la valentía que tuviste al venir aquí y dice que eres una simple niña.

Lo miraste furiosa.

— De niña no tengo nada. —frunciste el ceño.

Miró algo sorprendido y sonrió.

— Como digas, niña.

Se estaba riendo en tu propia cara.

— ¿Tienes miedo? —lo retaste.

— ¿De ti? —se rió en voz alta— Tú eres quien tiene que temerme.

— No te tengo miedo, Springtrap. —respondiste con seguridad.

Se acercó más de lo normal para que lo único que vieras fueran sus ojos.

— Deberías.

Mentiste porque sí, era verdad que daba miedo.

Pero había algo más que le ganaba a esa sensación, y que no te hacía sentir el terror que deberías de tenerle.
Pasaste la mirada hasta su sonrisa inconscientemente.

— ¿No te gusta que se te acerquen?

Negó con la cabeza.

— La verdad, depende niña. —habló en voz baja y se volvió a alejar— Ahora vete a casa, es tarde.

Pensaste en quedarte pero siendo sincera ¿Para qué? No tenías porque quedarte, te repitió más de una vez que te fueras contando que intentó encerrarte y matarte, por otro lado tu hermano en cualquier momento podría volver a casa.

Tomaste tu mochila y antes de subir esperaste aunque sea unas palabras por parte de Springtrap, pero no dijo nada, volvió en silencio hasta su lugar entre la oscuridad dejándote sola.

¿Qué esperabas?

Springtrap × Tú (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora