Capítulo 8

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— ¡¿Aún no saben de que se trata?! — México se exaltó, la calma de la habitación se vio rota después de que su voz resonara por todo el lugar.

— Lo sentimos México... Pero esto es demasiado complicado, aún nos hace falta descubrir cuáles son los últimos tres químicos... — Respondió el científico encargado de dar los resultados, era un joven un poco alto, delgado y utilizaba lentes.

—  ¡Ya tengo dos estados caídos! — rugió — ¡Además cada vez se descubren más consecuencias de esto, es demasiado grave y ya va más de un mes que ustedes no terminan! —

México estaba alterado, no era para menos, estaba preocupado, demasiado preocupado, las cosas en la hacienda se están poniendo peores cada vez y del país ni se diga, no saben cuáles son los territorios que puedan ser afectados en un futuro y eso lo aterra.

— Hacemos todo lo que podemos... — el científico jamás había visto esa faceta del país, no sabía si sorprenderse o tener miedo —

México si tío que estaba apunto de explotar, un montón de emociones negativas luchaban en su interior, ¿Qué podía hacer? No lo sabía.

Trato de tranquilizarse, comenzó a inhalar y exhalar, hasta lograr tranquilizar su enojo. La mirada que me dirigió al pobre científico fue extraña, el chico no sabía cómo describirla, pero si podría decir el sentimiento que lo invadió, miedo.

— A más tardar quiero esos resultados en dos días, el destino del país cae en sus manos — dijo con voz severa antes de irse sin decir una palabra más.

El científico se quedó de pie en el pasillo mientras observaba a México retirarse, cuando ya estaba lo suficientemente lejos por fin dejo que sus piernas cedieran, estaba temblando, México enojado y serio, daba demasiado miedo, tenía que su pobre cuerpo y corazón no lo resistiera.

Una vez calmado regreso corriendo al laboratorio, tenían que hacer mucho trabajo su no querían pagar las consecuencias.

La muestra del químico enviada hace un mes era demasiado extraña y compleja, nunca habían visto algo así, además, al poner aprueba los efectos secundarios en otras estructuras, se percataron de lo peligroso de este.

Sabían que esté era el fin.

[ ]

Coahuila descansaba tranquilamente, estaba a cargo de hacer guardia en la habitación de Chiapas.

Los turnos comenzaron a asignarse después de la caída de Oaxaca, debían cuidar a los afectados y también reunir información.

Con lo poco que sabían, comenzaron a arreglar otro par de habitaciones, no sabían cuando podía caer el siguiente estado.

La diferencia de tiempo era un mes, claro, si no consideraban el tamaño del estado afectado, lo que indicaba que cualquier situación podía ocurrir.

Coahuila debía admitir algo, no podría dormir bien por un buen tiempo, el estado de Chiapas era lamentable y delicado. Podía empeorar en cualquier momento, la mayor parte de su territorio había sido infectada, era de suponer que no se encontrará nada bien.

La habitación ya se encontraba llena de aparatos para cualquier cosa que afectara su salud.

Solo le daría más tiempo para su dolor... Le dolía aceptarlo.

Era testigo de los síntomas en el cuerpo de la representación, eran horribles, incluso podía afirmar que estos eran capaces de volver loco a cualquiera.

Coahuila abrió los ojos, las ojeras se notaban con más intensidad.

Chiapas dormía tranquilo gracias a los sedantes, su respiración era buena gracias a los aparatos, por suerte, su carita aún no estaba tan mal, si dejaba de lado los tonos pálidos y las espantosas grietas.

𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸 - ˢᵗᵃᵗᵉʰᵘᵐᵃⁿˢ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora