Capítulo 16

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Hay muchas cosas que por más que quisieras borrarlas de tu mente, estás jamás se irán. Permanecerán ahí por tanto tiempo atormentando tu paz.

Un simple recuerdo de tus errores pasados.

Un ejemplo fácil podría ser aquella vez que olvidaste expresar tus sentimientos hacia aquella persona tan importante y la terminaste perdiendo o que tal, aquel día que hiciste una promesa a la cual no le tomaste mucho interés, la lanzaste a lo más profundo de tu mente y después viste las consecuencias, a tal punto en el que anhelas regresar en el tiempo y solucionar todo.

El pasado queda en el pasado, no se puede arreglar, quizá esa sea la verdadera razón por la cual tu memoria guarda esos recuerdos y te los presenta día a día o en otro caso, cuando te sientes derrotado.

Ya saben, esos momentos donde llega el bajón emocional, aquel que te junta todo lo que llevas reprimiendo haciendo que te sientas en peor ser humano del mundo. Algo que todos hemos experimentado por lo menos una vez.

Sientes como tus energías desaparecen, las ganas de realizar cualquier actividad no están presentes, manteniéndote en un estado constante de autoreproche. ¿Por qué no puedo ser más útil? ¿Que hice mal? ¿Por qué hice eso? ¿Que fue lo que dije? Ojalá hubiera dicho esto...

Parte de mi infancia escuché esas palabras en secreto. Escondido en un rincón mientras aquella persona se refugiaba en lo profundo de su habitación iluminada por una vela, má cual se consumía de una manera anormalmente lenta.

Según él, escuchar a los demás a escondidas estaba mal, sin embargo él lo hacía, cada vez regresaba triste, frustrado o enojado.

Justo ahora comprendí el porqué.

Cuando una persona está sola en una habitación y sabe que no hay nadie cerca, puede expresar sus sentimientos con más facilidad, aprovechando la soledad que los rodea para decir sus frustraciones o sentimientos negativos en general.

Él era igual, creyendo que todos dormían, quedándose despierto hasta tarde, lo cual repercutiría en sus actividades del siguiente día.

Ese día aprendí algunas cosas. Algunas un poco fuertes para mi edad.

Las personas ocultan secretos y mienten para cubrirlos.

Algunas son crueles, ocultan todos sus pecados, los más horribles.

Otras lo son aún más, pero consigo mismos.

Y las últimas... Son los secretos y mentiras blancas.

Él representa el segundo. Tenía demasiado peso sobre sus hombros, responsabilidades que no debían ser suyas, sin embargo ahí estaba, luchando día a día, ocultando todo detrás de una máscara sonriente mientras pronunciaba siempre las misma palabras y frases "todo está bien" "las cosas mejorarán pronto" "no hay que preocuparnos" creer en el era su favorita, aún no entiendo el porque decirlo cuando ni el mismo lo hacía.

Es un poco cruel, un niño de su edad creciendo demasiado para poder cuidar a otros. Un ser aún inexperto, dispuesto a aprender y sacrificar todo por ellos.

Si pudiera abrazarlo lo haría o al menos eso pensaba antes.

Mis acciones me han llevado a lo que soy ahora.

En resumidas, me convertí en un pendejo, un idiota que no merece nada.

Y no es que me menosprecie, al contrario, pero las cosas que he hecho me llevan a pensar todo eso.

Mantenerme distante es una de las cosas de mi día a día, fingir inocencia igual.

¿Preocupación? Ja, ellos no son relevantes en mi vida.

𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸 - ˢᵗᵃᵗᵉʰᵘᵐᵃⁿˢ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora