En otra de las habitaciones de la planta alta, una pobre alma extraterrestre estaba tratando de perseguir además de capturas a los últimos tres chibis que faltaban, serían dos contra cuatro, pero los dos adolescentes con el mismo nombre habían regresado a la cocina porque en primera el chibi de cabellos rojos quería un poco de agua y el valiente personaje de cabellos grises huyo del relajo. Ahora un agotado tulipán deseaba irse a dormir otro rato o si no todo el día, lo que fuera mejor para él y su falta de paciencia "¡Esta si me la pagan pequeños enanos del demonio!"
¿Si se preguntan qué paso hace unos momentos? Fue simple, primero los dos alienígenas más grandes junto con uno mini fueron a buscar a los tres chibis faltantes en sus respectivas habitaciones, no les costó trabajo encontrarlos ya que estaban juntos en la recamara de cierto conejo estratega, todo era diversión por estar brincando en las dos camas individuales del cuarto, aparte de tener una guerra de almohadas bien al estilo lucha libre, cuando les hablaron por la buena recibieron un almohadazo en la cara, otra cosa que hizo huir a Hiroto mayor para que Hiroto chiquito no se uniera al desastre.
– ¡Ya dejen de jugar que no me hago responsable si se llegan a lastimar! – Nagumo literalmente estaba harto de seguirles las travesuras al trio – ¡O si yo los lastimo primero! – Por más ganas que tenía de incendiar la habitación se mantenía relativamente calmado, no quería tener que llamar a los bomberos por una tontería infantil – ¡Riuji Midorikawa! – Al decir con voz fuerte el nombre de su doncel, asusto al peli verde que uso la táctica de esconderse debajo de la cama cubriendo su cabecita con sus manos – Estas en abstinencia hasta nuevo aviso – Sentencio una vez que lo sacó de su escondite del pie, intencionalmente lo tenía de cabeza como muñeca de trapo.
El heladito ahora sí que sentía ganas de llorar, más que nada por la forma tan brusca con la que lo sostenían – Haruya, no seas grosero, bájame por favor, me mareo – Rogo con sus ojitos aguados a más no poder, pero lo que obtuvo ante su solicitud fue una sacudida sin piedad del tulipán – Si me vomito... Tú vas a limpiar – Aviso al tapar su boca por la sensación de querer regresar las barras de chocolate que se comió hace rato, fue entonces que su cabeza dio vueltas al darse cuenta de que ya estaba sentado en el suelo – Todo se mueve mucho – Comentó al irse de espaldas totalmente vencido.
– Uno menos quedan dos – Trono tanto dedos como cuello, afilo su mirada ya que estaba de frente con los donceles faltantes – Hagamos las cosas por la buena o van a terminar como Midorikawa – Advirtió tentando al par para que bajaran las almohadas, cosa que no le resulto para nada favorable – Yo lo iba hacer por la buena, pero se acabó el tulipán tierno –
Como los dos últimos enanos eran de los más inteligentes en escabullirse además de que el pequeño de cabellitos azules tenía su velocidad para tomar ventaja, con sus simples miradas se estaban dando una idea de cómo no ser capturados tan rápidamente, aún que pequeños cuerpos no les beneficiaban en nada – ¡Ahora Ichirota corre! – El castaño de ojitos rojos grito intentando distraer al mayor de los cuatro.
El mencionado hizo lo pedido soltó su arma para dar un brinco de la cama al suelo, después corrió con todo lo que pudo pasando por debajo de las piernas del peli rojo, cuando sintió que ya estaba afuera de la zona donde Nagumo lo podía atrapar con sus brazos, volteó su mirada para comprobar la situación, pero lo único que vio fue una gran almohada blanca directo en su cara, ni tiempo le dio de reaccionar al doncel, solo sintió el suave impacto, dándose se llenó contra una pared del pasillo, dramatizo la cosa para sacar una bandera blanca de la nada – Me doy – Aviso al dejarse tirado en el piso mientras agitaba el objeto que tenía en su manita.
– Ahora solo quedamos nosotros... Pero a mí no me vas a poder atrapar – Coraje le sobraba al de rastas cafés, que no soltaba para nada su almohada de hecho la agitaba para todos lados posibles cubriendo su área en 360° por completo.
En lo que estos cuatro adolescentes seguían jugando en la parte de arriba, Hiroto mayor bajo para darle jugó a su novio, quien felizmente se sentó en el lugar donde le tocaba, todas las sillas de los donceles tenían varios cojines apilados para que los más chiquitos pudieran alcanzar bien la mesa evitando que se volvieran a ensuciar la ropa. Después de que el alienígena mayor les reportara la situación a sus amigos por fin se quitó el peso de estar capturar al suyo.
– Perfecto yo voy por mi doncel antes de que el pirómano de Nagumo incendie la habitación – Atsuya quien siempre amaba el desmadre tenía la sensación de que su compañero de pandilla podría llegar a explotar y si el problema que tenían se revelaba al mundo peores dolores de cabeza llegarían para todos.
– Permíteme agregar un ¡Vamos!, junto con un ¡Antes de que los enanos terminen de fastidiar a la flor con patas! – Las palabras de Fudo se hicieron presentes, el ambiente se tornó algo frio por cómo se expresó el peor marginal de la sociedad – Andando Atsuya, vamos por nuestros novios – Agregando una sonrisita que dejaría congelado a cualquier político del mundo.
Los gemelos Endou se miraron entre ellos tomándose su manita con fuerza y en coro cantaron – Yuto está en problemas, y de los no bonitos – Esa pequeña porra animo al de ojos verdes a cometer un acto algo más a su personalidad.
Acto seguido el refuerzo para Haruya subió las escaleras en total silencio, querían sorprender a quienes faltaban por bajar al comedor, topándose con la graciosa escena en el momento que Ichirota era golpeado con una almohada voladora.
Atsuya bien quitado de la pena cargo a su pequeño novio en brazos – Bueno, yo ya tengo a mi presa, así que les deseo suerte a ustedes dos – Sin tomarle más importancia al asunto se volvió a bajar para no ser arrastrado en este momento, tal vez luego haría una travesura con su pandilla así que se guardaba algunas ideas para ponerlas en práctica después – Por cierto Ichirota, estas en problemas – Ese comentario se dejó escuchar mientras sobaban la cabeza del peli azul y le daban besos – Me las pagaras quieras o no –
Cuando el Fubuki menor desapareció de su vista, el castaño de cresta se asomó a su habitación temporal donde encontró al segundo al mando de la pandilla esperando el momento justo para atrapar al mini dueño de la casa, con una mirada encantadora le dio a entender que se esfumara de su vista.
Sin perder el tiempo el otro delincuente de cabellos rojos tomó a su novio en brazos para protegerlo de cualquier rastro de maldad del castaño que acababa de llegar, básicamente le hizo un escudo humano, pues cuando Fudo Akio sonreía mostrando los dientes significaba peligro por lo menos un kilómetro a la redonda, sumándole que tuvo la molestia de cerrar la puerta de la recamara.
Yuto seguía agitando su arma y escudo para todos lados sin percatarse de quien era la persona que lo estaba mirando con un rostro algo macabro, en un momento se vio obligado a jalar con fuerza la almohada, puesto que se había atorado con algo o alguien, abrió sus ojitos para ver qué era lo que se interponía, pero al ver a su novio la soltó de golpe – Akio... Hola – Le saludo con bastantes nervios, soltó el objeto con el que se defendía para dar un saltito de la cama al piso, corrió dos pasos nada más ya que una cobija le cayó encima atrapándolo.
En lo que el niño de familia millonaria se libraba de la trampa mortal, el sonriente criminal juvenil abría el ropero de la habitación en busca de una bolsa que justo consiguió ayer – Esto no era para ti, lo compre porque me gusto para la muñeca de porcelana mi madre, pero ahora que se presentó esta gran oportunidad cambiara de dueño – Los discursos normales del jugador de ojitos verdes, debían de llevar algunas groserías en su estructura, solamente que como no había nada la tensión y desesperación del estratega se intensifico de golpe – Se buen niño y cuando vuelvas a la normalidad tendré piedad con tu lindo trasero para no hacerlo polvo –
Esa propuesta tenía dobles intensiones que claramente el castaño de rastas lograba identificar – Lo podemos hablar sabes, no hay necesidad de llegar tan lejos – Rogo cuando por fin salió de la cobija, simplemente que fue jalado sin avisar de ambas piernas, con la misma se cubrió el rostro para no ver lo que sea que el más alto estaba a punto de ponerle.
Después de un ratito medio largo de aproximadamente 10 minutos, un marginal de cabellos castaños bajaba las escaleras con una sonrisa de oreja a oreja, en sus brazos un chibi que tenía rastros de haber llorado era cargado, pero lo que dejo con la boca abierta a absolutamente todos los presentes, fue que Kido tenía puesto un traje de conejo en tonos blancos con colita y orejas.
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Las Aventuras De Los Gemelos Endou
Fiksi PenggemarEn este pequeño librito, te podrás encontrar algunos fragmentos de la vida de dos característicos gemelos cabezas de balón que aman a sus amigos, el fútbol y a dos personitas en especial. Los gemelos Endou: Satoru, quien es el hermano mayor por na...