Periodista de vocación

58 2 0
                                    



Mi nombre es Pericia, Pericia Bella y desde que tengo conciencia mi pasión ha sido ser periodista. Siempre he admirado a esos gigantes de la información como Iker Jiménez y su mujer Carmen Porter, que tan bien tratan los misterios de la fe. Mi madre siempre lo decía, lo primero es DIOS, luego DIOS y por último DIOS, por ello un buen corresponsal debe darle gloria con su trabajo.

Esta historia ocurrió en 2018, el mismo año en el que dejé el grupo musical La Flor de María, me vi obligada a romper mis votos, mi promesa, aquella que juré ante la Virgen y mi madre. Todo ocurrió una soleada mañana de julio. Hacía mucho calor y mi hermano Adreas me llevó hasta la ermita de la montaña para hacer unas ofrendas ante la virgen. El camino era sinuoso y las curvas de la carretera -si es que a esa pista sin asfalto al borde de la montaña se le puede denominar carretera- eran tan cerradas que parecía que nos íbamos a despeñar. Yo confiaba en mi amado hermano, un gran conductor y un hermoso zagal católico y soltero.

Gracias a San Antonio y a mi querida hermana Monchita, que me escribió una oración para el éxito y protección, hemos llegado a la cima. Andreas aparcó y se encontró con su amigo el pastor Pere, que estaba cuidando de su rebaño mientras limpiaba un poco el monte para prevenir incendios. Mi hermano, gustoso, se quitó la camiseta y se ofreció a ayudarle. Mientras tanto me dirigí a la ermita. Siempre me había gustado este lugar ya que tiene una preciosa vista panorámica de mi pueblo y de la masía familiar, esa que nos vio crecer a mis hermanas y a mí. Un lugar lleno de recuerdos, alegría, música y jardines diseñados por mi papá.

Enciendo unas velas, dejo unas flores y reviso que la mantilla de la virgen está en perfecto estado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Enciendo unas velas, dejo unas flores y reviso que la mantilla de la virgen está en perfecto estado. Algo no cuadraba, alguien había hecho el cambiazo y el precioso tejido de oro y seda que cubría a mamá Tecla había sido sustituido por una copia barata del Aliexpress.

Escucho un golpe seco. Me doy la vuelta y encuentro un sobre en la entrada de la capilla. Lo abro y leo un misterioso mensaje hecho con una preciosa caligrafía muy femenina o, como mi hermana Moncha diría, procedente de Venus.

SÉ QUIEN HA ROBADO LA MANTILLA. NOS VEMOS AL CREPÚSCULO EN EL PARKING DEL IKEA DE SABADELL.

No había ningún nombre ni ninguna firma, pero sí un dulce aroma floral y primaveral que me recordaba a mi amada madre. Intrigada por este misterio y tras muchos años con mi vocación aparcada decidí emprender la aventura de mi vida y recuperar la reliquia robada -o al menos desenmascarar el infame ladrón que ha profanado el templo-.

Salgo de la capilla y le pregunto a mi hermano y al viejo pastor si han visto a alguien más por la zona. Ellos dicen que no, nosotros y las ovejas somos los únicos en esta montaña. Estaban tan absorbidos por el trabajo de campo que no se percataron de nada. Andreas tenía el torso sudado y manchado de tierra. Ante tal panorama me dije a mis adentros "ojalá conocer un hombre católico tan bondadoso como él".

Le digo a mi hermano si me puede llevar al Ikea de Sabadell, dice que no, que no se nos ha perdido nada en ese sitio. Nuestra madre siempre dijo que Ikea es un sitio infame lleno de muebles baratos que destruyen el empleo de los artesanos locales, constructores de hermosas piezas únicas gracias a la inspiración de Dios nuestro señor.

Me voy al 4x4 y espero por mi hermano. Leo la nota, la huelo y pienso en lo injusta que es esta situación. La vista se me nubla y sufro una revelación. Se me aparecen Jesús y la Virgen María. Hablan conmigo. Quieren que siga mi vocación, resuelva este misterio y recupere la mantilla.

Vuelvo a entrar en sí. Andreas sigue a lo suyo con el pastor Pere. Enciendo el motor de su 4x4 y me fugo a Sabadell sin despedirme de nadie. ¿Qué me espera en el Ikea?

 ¿Qué me espera en el Ikea?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ladrón en la ermitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora