Me presento en la fiscalía y confieso, que había hecho algo en internet, pero no recuerdo qué.
La fiscal junto a mi lado está, observando al culpable de mi malestar y su detención a metros nomas.
Antes de retirarme, ella me toma de la muñeca y me detiene. Antes de poder reaccionar me pone una de las esposas y ella se pone la otra en la mano izquierda. Impensadamente me toma bajo su custodia. Y aunque es extraño, a la misma vez es reconfortante.
No sé porque pero me gusta esta situación. Por lo menos tengo su atención.
El dolor en el ano me estaba matando. Y en el hospital me esperaban para hacerme los exámenes y lo que temía ...era la realidad. Debía pasar por el quirófano un vez más.
Creí que iba a estar dormida, pero el dolor que sentía me hizo reaccionar.
Sentía como me extraían los intestinos por el recto, suave pero cada vez mas doloroso, al mismo tiempo que llegaba a la lesión.
Mirándome y de brazos cruzados esta ella tras esa ventana, mirándome, mirándonos, entre dolores y nostalgia, entre la muerte y la vida.
Sin más deciden que hasta aquí llega el procedimiento. El dolor era insoportable. Los cirujanos localizan el desgarro pero no lo pueden cerrar, ¡NO! así, muriendo de dolor. Obviamente la cirugía quedaría pendiente y por tanto tendría que tomar medicamentos para el dolor.
Es reconfortante tener a la fiscal esposada a mí, me hace sentir bien, aunque los dolores iban y venían. Pero la muerte sin duda...seria muerte
Pero estando esposada a ella... Sin duda era vida.
Ya no me importaba lo que harían con mi victimario...para mi ya no valía nada, no era mas que un horrible pasado. Lo que me importaba era seguir con vida el tiempo suficiente como para liberarme de las ataduras.
