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Al entrar pude ver la casita adornada. Estaba bien chula. Luisa y yo caminamos hasta el centro de la sala. Yo me quedé allí parada mientras que ella se acercaba a su familia. Estaban todos menos una, Mirabel. La busque con la mirada y no la vi. Me preocupé. A lo mejor le había pasado algo y nosotros aquí tan tranquilos. Camine hasta la entrada. No llegue a salir porque unos brazos me cogieron de la cintura y me arrastró hacia donde estaban todos reunidos. Al darme la vuelta vi que era Luisa, me sonrojé y di un paso para atrás. Me miró con un semblante serio. Trague saliva.

— Solo quería saber el panadero de tu hermana — pensé.

Ella volteó a mirar a la abuela Alma que estaba en uno de los escalones de la escalera. Se empezó a escuchar un tambor. Al finalizar la abuela Alma se dio la vuelta.

— Hace 50 años en el momento más oscuro está vela nos bendigo con un milagro y el más grande honor de nuestra familia, hemos usado nuestros dones para servir a esta preciosa comunidad esta noche nos hemos reunido de nuevo, para que uno más resiva esta luz y nos llene de orgullo.

En eso las personas aplaudieron al ver a Antonio pero el pequeño estaba muy nervioso en eso miró a un lado y allí estaba Mirabel y le extendió la mano.

— No Antonio — escuché la voz de Maribel.

— Te necesito — al ver la carita que puso no pude restirme y me acerque a ellos.

— Vamos Mirabel, tu primo te necesita — puse una mano en su hombro y le sonreí

En eso Mirabel le dio la mano a Antonio y ella se empezó a poner nerviosa. Me miró y asentí con la cabeza

— Vamos es hora de ir a tu puerta — le susurró.

Mirabel acompaño a Antonio hasta la puerta.

— Vas a usar tu don para honrar nuestro milagro, vas a servir a la comunidad y fortalecer nuestro hogar — dijo la abuela Alma.

Antonio tocó la cerradura de su puerta y está empezó a brillar. Un pequeño tucan se le acercó.

— Si te entiendo, también pueden venir — le dijo al tucan.

Los animales aparecieron y se acercaron a él.

— Tenemos un nuevo Don — dijo Alma feliz.

Lindo don.

Todo por tí {Luisa Madrigal y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora