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Todos entramos a la nueva habitación de Antonio. Los Madrigal se juntaron para hacerse una foto. Todos no, faltaba Mirabel pero parece ser que a ninguno le importó.

Me acerqué a ella para que no se sintiera sola. Quería consolarla. Una vez que me acerqué a ella iba a hablarle cuando empezó a cantar.

La seguí. Me sentía mal por ella. Una vez que dejó de cantar me acerque y la abracé.

— No tendrás don pero aún así eres especial — le susurré.

— Gracias TN, te quiero — me abrazó.

Aún estábamos abrazadas cuando escuchamos que algo se había caído. Nos separamos y vimos que se había caído era una parte del techo de la casa. Mirabel al agarrarla por accidente se lastimó la mano. Mire para arriba y vi como otro trozo caía. Aparte a Mirabel y el trozo cayó encima de mi pie lastimandome.

— Agh, duele — me quejé y quite el trozo.

— Ay Dios, TN ¿Estás bien? — preguntó preocupada.

Negué. Con la pata coja me acerque a ella.

— ¿Que está pasando? — pregunté.

— ¿Casita?

Unas grietas aparecieron por las paredes. Mirabel y yo lo miramos preocupadas.

— Sera mejor que vayamos a contarle a abuela Alma de lo que ha pasado — comentó Mirabel. — Y que mi mamá te de una arepa — puso mi brazo por sus hombros y con cuidado fuimos a la habitación de Antonio.

Todo por tí {Luisa Madrigal y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora