Diecisiete Años [Jensoo]

⁸

—¿Entonces… aceptas Jendukie? —pregunté sensualmente mientras la seguía penetrando con mis dedos.

Estábamos de nuevo en su habitación, aprovechando que sus suegros se habían ido a trabajar.

—A-Ajá, s-sí Jisoo —suspiró aferrándose a las sábanas de su cama con fuerza.

Sonreí por la repuesta de mi bella novia y le planteé un besó muy húmedo sobre uno de sus pezones endurecidos por la excitación.

—Grandioso Jendeukie, muchas gracias  — aumenté el ritmo hasta hacerla correrse.

Ronroneé encantada con verla retorcerse así por los espasmos del orgasmo.

Demonios amo ver a Jennie suspirar bajo mi tacto, que gima mi nombre mientras pide más.

Y lo mejor de esta noche que estuvimos juntas, es que accedió a ayudarnos con el plan.

[…]

—¡No!, ¡Yo me rehúso a hacerlo! —protestó mi novia con berrinche.

—Jendukie, me lo prometiste. Dijiste que si lo harías.

—No es cierto.

—¿Tengo que recordártelo? —la abracé por la cintura y acaricié su abdomen, atentando con bajar a su centro.

—¡E-Eres una tramposa!, ¡Usaste el sexo para manipularme!

—Jendukie, tú igual me manipulas con sexo.

—Si pero, yo no estaba prestando atención. Y si yo consigo algo es porque te doy abstinencia.

—Entonces te daré abstinencia —advertí seriamente.

Pero Jennie rió fuertemente en carcajadas por lo que dije.

—Bebé, no es por nada, pero tú no podrías durar. No te resistes a tus impulsos de tomarme —se meneó suavemente contra mi y yo gruñí ante el sensual movimiento.

Demonios, ella tenía toda la razón, sabía que yo no podría durar porque ya estaría haciéndole el amor como hace unos momentos.

—Oh vamos Jennie, es tu amiga. ¿No quieres ayudarle?

—No, esa closetera, casi te besa. Y tú Kim Jisoo, eres mía —me jaló de la playera para besarme.

Correspondí gustosa el beso, pero cuando nos separamos la miré insistente.

—Por favor Jennie, te lo suplico. Quiero ayudar a mi amiga.

Jennie pareció pensarlo bastante, cuando de la nada me saltó como siempre hace cada que no quiere caminar.

—Vamos, pero tienes prohibido separarte de mí, así que tú sabrás si quieres abstinencia —susurró sobre mi cuello.

Yo suspiré por la calidez sobre mi cuello, pero después emprendí marcha hacia donde nos esperaban Lisa y Rosé.

Al igual que Jennie, mi mejor amiga era un poco celosa y tenía abrazando posesivamente a la australiana por la cintura.

Reí por lo chistoso que se comportaban, pero lo entendí, yo también soy celosa, aunque a mí manera. No suelo arrojarme como garrapata, pero considero que es tierno por parte de mi novia.

Y si me pregunta, la prefiero siendo empalagosa a las novias tóxicas que te prohíben salir con tus amigos y amigas.

Apenas estuvimos frente a ellas, Jennie se bajó y se lanzó miradas asesinas a Rosé que simplemente suspiró pesadamente.