Capítulo 1.

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Lugar ????.

????:Aguanta un poco.

????: Deberías continuar sin mi.

????: No lo haré.

Orario.

En Orario todos estaban lamentando una pérdida, la perdida del conejo, había desaparecido durante 2 días en la mazmorra, su familia y otras familias aliadas lo buscaron en la mazmorra, pero nunca lograron encontrar nada de él, ni una pista.

Ya en Orario se había esparcido la muerte de Bell Cranel, Eina y toda la familia de Bell estaba triste, lloraban la perdida, Aiz Wallenstein fue llamada a ir a hablar con la familia Hestia, llamado por la misma Hestia.

Caminaba con tranquilidad sin saber que a pasado, sentía el ambiente como triste y gris, como si algo malo pasó, pero ella realmente no sabía que pasó.

Iba acompañada por Riveria que también tenía la misma curiosidad que Aiz, no entendían nada, pero esperaba que la diosa Hestia aclarara las dudas.

Una vez llegaron a la mansión Chimenea, entraron y solo los guiaron a la sala principal, donde estaban todos sentados, esperando a ambas chicas.

Una vez se acomodaron y se sentaron, Hestia procedió a hablar con un tono, triste y una voz quebrada y con una mirada al suelo.

-Wallen, se que tú y Bell se llevaban bien, nose si eran solo amigos o algo más, pero Bell está muerto- Dijo Hestia con lágrimas en los ojos.

Aiz y Riveria se quedaron muy calladas, no podían creer que el conejo Bell Cranel haya muerto, Riveria solo lamentaba la muerte del hijo de Hestia, pero Aiz.

Aiz estaba peor, cuando escucho la palabra "muerto", pudo sentir como su corazón se detenía, su corazón empezó a doler y lágrimas empezaron a caer, lágrimas de tristeza, Aiz sentía como si le hubieran quitado o arrebatado algo de suma importancia para ella.

El cuarto se llenó de un silencio, Riveria estaba sorprendida de ver a Aiz llorar, mientras que la peli dorada se agarra el pecho con fuerza.

Y levantándose de su asiento, empezó a caminar rumbo a la salida, no quería creer que Bell estaba muerto, su corazón y mente se negaban aceptar esas palabras.

Riveria salió detrás de ella, cuando finalmente salieron de la mansión Chimenea, Aiz empezó a correr con rapidez, con lágrimas saliendo de sus ojos y con un aura triste, Riveria empezó a seguirla.

-¡Aiz detente!- Grito Riveria intentando hacer que Aiz dejara de correr pero no funcionó.

Corrían a toda velocidad, ambas aventureras de primera clase, y cuando finalmente pudo alcanzar a Aiz, la detuvo, con un abrazo en la espalda.

Las nubes se tornaron grises, la lluvia caía como lágrimas y todos buscaban refugiarse de la lluvia.

Nada Podrá Separame De Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora