Se tambaleaba un poco y su respiración era cada vez más pesada, ya estaba a punto de llegar quedaban unos escasos seis pasos sin embargo su cuerpo le pesaba como nunca en su vida, con cada segundo que pasaba sentía que caería al húmedo suelo, tenía que dar su máximo esfuerzo al poner un pie delante del otro, avanzando de manera lenta soportando el dolor que se extendía por todo su ser.
Finalmente quedó frente a la gran puerta de hierro, la tocó de manera desesperada como si su vida dependiera de eso, asustando al guardia del otro lado, ¿quién podía ser en la madrugada?
Con temor se asomó por la mirilla de la puerta y lo que vio lo dejó helado, su amo el joven Thor quien se supone debía estar durmiendo en su habitación se encontraba del otro lado en altas horas de la madrugada, lo peor de todo es que se veía completamente herido y por si no fuera poco traía a rastras a un hombre moribundo en igual o peores condiciones.
Sin perder más tiempo abrió la enorme puerta y alertó a todos en la casa, las luces de esta comenzaron a encenderse, nunca se sintió tan agradecido de estar en la mansión, veía los focos encendidos como una luz de esperanza, varios de los empleados corrieron a su auxilio, fue lo último que vio el pelirrojo antes soltar un suspiro aliviado para luego caer desmayado frente a su hogar.
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Sintió la molesta luz del sol directo sobre sus párpados, lentamente abrió sus ojos dorados como cada mañana en su habitación, todo parecía ser normal... No fue hasta que sintió el dolor en el pecho y rostro que llegaron de golpe los recuerdos de lo ocurrido anoche.
Intentó reincorporarse rápido pero algo le detuvo.
—No te muevas brusco o abrirás la herida—
Reconoció esa voz seria a la perfección, un sudor frío recorrió su malherido cuerpo al girar la cabeza y ver a su padre sentado a su lado, el rostro del mayor denotaba más dureza que nunca.
—Padre...—
—Más te vale que empieces a hablar... ¿Qué demonios te pasó? O mejor aún ¿Qué hacías afuera de noche? O si aún te parece poco ¿Quien diablos es ese tipo que trajiste?— Interrogó más molesto que en cualquier otra ocasión y aunque no lo demostrara en el fondo estaba muy aliviado de que su hijo estuviera a salvo, pero eso no le hubiera pasado sino fuera por su desobediencia.
El más joven sintió su corazón detenerse por unos pocos segundos, aún no había pensando en una excusa, su mente empezó a unir ideas de la nada, dudando mucho de lo que diría... pero debía permanecer firme si quería que su padre creyera su historia y no levantar sospechas.
—Anoche estaba molesto y quería salir a respirar aire fresco, se me ocurrió ir al bosque y allí... Me encontré con un sujeto que intentó robarme, él me hizo esta herida y de repente llegó ese hombre— Hizo una pequeña pausa mientras miraba la expresión del mayor que lo escuchaba atento— Él me defendió del ladrón y por eso acabó así... Él me salvó, por eso lo traje aquí para ayudarlo— Finalizó dando la mejor versión que se le ocurrió a último momento, si su padre llegaba a saber que él moreno fue quien lo lastimó así seguramente lo mandaría a asesinar.
