Capitulo 2

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Me pinto los labios de rojo luciendo un hermoso vestido corto de lentejuelas negras, mis ojos resaltan con el delineado que me hago casi todos los días dando el efecto de una mirada felina que me hace sonreír. Al rato aparece Ronnie con un vestido lila de satén con la espalda descubierta.

_Hoy si follo_ se aplica brillo labial resaltando sus labios finos.

_Te pido por favor que no me dejes con ningún baboso_ le suplico recordando la última vez.

Se voltea para arreglarme el cabello con ímpetu. A pesar de que Ronnie y yo tenemos tantas cosas en común somos demasiado distintas, ella siempre luce colores claros como el vestido que lleva o tonos pastel que siempre le quedan bien, con su usual brillo labial y la trenza larga que le cae por el hombro hasta su cintura.

Mientras que yo soy más de colores neutros u oscuros y ropa un poco más formal, en cuanto a maquillaje siempre llevo los labios rojos y los ojos delineados, de por si mis orbes resaltan por su peculiaridad, pues me encanta hacerlos aún más llamativos al alargar mi mirada.

_Ya, tu solo me lanzas una mirada y voy al rescate.

_Vale.

Bajamos entre risas encontrándonos a mi madre y mis dos hermanos tomando vino en el salón, los ojos ámbar de Leah sokovic chocan con los míos al mismo tiempo que una dulce sonrisa se extiende por su impecable rostro, esta mujer logra ponerme de muy buen humor con su mera presencia, ella siempre se ha encargado de darme un amor inigualable haciendo de mí una persona con una infancia muy feliz.

_A qué hora piensan llegar_ el acento ruso baila en sus cuerdas vocales cuando habla.

Camino hacia su lugar tomando su mano con una manicura perfecta y la beso con delicadeza, su peculiar olor llega a mi. Mi madre es la palabra elegancia en persona y me encanta haber heredado eso de ella, ya que físicamente no nos parecemos ni de espaldas, soy una Kepec de pies a cabeza y eso se ve reflejado en mis facciones.

_Depende de que tan buena esté la fiesta_ le digo sentándome a su lado bajo la mirada de mis hermanos.

Somos tres hermanos inseparables, el mayor, Sacha es un vivo retrato de mi madre, mirada ambarina llena de dulzura y bondad, al igual que el menor, Aleck y aunque tiene ciertos rasgos Kepec, yo fui la única que heredó los genes de mi familia paterna y eso me tiene con mi padre y mi abuela presionándome constantemente intentando que me convierta en alguien como ellos.

_Esta de más decir que tengan mucho cuidado con los desconocidos y que no reciban ningún trago que no hayan servido en su presencia_ nos mira a Ronnie y a mi como si aún fuésemos adolescentes.

_Las iré a dejar y a buscar yo para que te quedes tranquila mamá_ informa Sacha obligándome a elevar una ceja en su dirección.

_¿Que edad tengo, 16?

_No, harto grandecita estas, pero vas a beber y un soldado de tu rango conduciendo ebrio sería una patada a los huevos del papá, solo te estoy evitando otras cuatro semanas de tortura humana, de nada coco, no es necesario que me digas que soy el mejor_se tira flores solo.

_Que modesto.

_modestia es mi segundo nombre_ se levanta agarrando las llaves del auto.

Aleck suelta una carcajada levantándose también, todos nos despedimos de mi mamá mientras que mi hermano mayor nos pasa los brazos por los hombros a mi amiga y a mi, quien disfruta de su contacto. Siempre he sabido la extraña devoción que Ronnie tiene con mis hermanos, o bueno, por mi familia en general, yo creo que es por los genes peculiares que portamos y es algo que llama la atención a lo lejos.

De plata & zafiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora