Capítulo 1

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En una oscura y fría noche de invierno en Manhattan manejando sin rumbo alguno.

A una velocidad claramente ilegal, con una botella de tequila, no era la primera de la noche por cierto.

La borrachera me nublaba mi juicío, no estar sobría y andar tan rápido en una avenida era la mejor idea que se me ocurrió tras romper una relación con el chico que me enamore en el último año de preparatoria.

Nate.

Estuvimos saliendo por un tiempo en la escuela, nos graduamos juntos.

Era ese chico que no tenía idea de matemáticas, solo tenía oportunidad en la universidad por el deporte.

Fútbol americano, era el número uno, todas lo amaban.

De hecho al principio yo había sido una apuesta que le retaron sus amigos.
"Enamorar a la nerd". Ese debió ser el reto mas fácil de cumplir.
Cuando me entere casi se me parte el corazón.

Casi.

Resulta que se había enamorado de mí tras pasar tiempo conmigo.

Y así fueron las cosas, fuimos novios por cuatro años.

Hasta hoy.

Tenía que ser en mi estúpido cumpleaños.

27 de octubre.

La fiesta fue en mi casa, con muchos amigos de la preparatoria. Ya que no tengo amigos en donde estoy estudiando.

Tengo veintidos años y todavía no voy a mi universidad, esta en nueva york, pero en otra ciudad, asi que, hago las clases en línea. Y es imposible hacer amigos de esa forma.

En realidad me llegaron varios mails de que no puedo seguir online.

Mi madre pagó una gran cantidad de dinero a la universidad para que me dejen acabar el año así, y el que viene ya estaría presencial.

Trás la muerte de mi padre hace dos años me cuesta dejar a mi madre sola, administrando la empresa que quedó de papá, pero sé que mi hermano menor va a estar para ella.

La fiesta estaba increíble, con esas pintas de que la casa luego iba a quedar un desastre.

La había organizado Chloe, mi mejor amiga.
Y mas que comida había alcohol, típico de ella.

Había música a un volúmen que dejaría sordo a cualquiera, bailaban, gritaban, tosian, si, había hierba.
Pero a mi no me gustaba consumir sustancias, ni siquiera tolero el cigarrillo.

Eran como las cuatro de la mañana, todos estaban borrachos hasta el punto de que se habían subido al techo de mi casa de dos pisos.

Se tiraban a la pileta desde ahí.
Yo todavía estaba sobria.

No me gustaba el alcohol, si, parezco una aburrida, pero en realidad nunca fui de fiestas.

Prefiero ser una antisocial de mierda que se la pasa leyendo, en vez de arruinar su propia casa.

Todo lo contario a nate o a chloe.
Salí al patio de al frente de mi casa para tomar un poco de aire y ahí los ví.
Besándose, y refregándose, uno con el otro.

-Mierda.

Fue lo único que me salió, no podía creer que mi mejor amiga y mi novio me estuvieran haciendo esto.

-Hola mi amor, únetenos- exclamó Nate miarándome.

¿Era enserio?
¿Mi estúpido novio se estaba por follar a mi mejor amiga y queria que los acompañara?

-No lo puedo creer- dije y en un movimiento tan rapido los separe.

-¡¿Qué carajos creen que hacen?!

-Ay porfavor ni que fuera la primera vez- dijo Chloe besándolo otra vez, ignorandome.

-Está bien, terminamos Nate.

-Como quieras.

No podía creerlo, solo volví adentro de la casa y me tomé unos cuantos shots de la barra.

No estaba satisfecha, asi que agarré dos botellas completas, las llaves del auto y me dirigi hacia el patio.
-¡tengan infelices de mierda!- grité sacandoles el dedo corazón.

Pero grite tan fuerte que senti un ardor en la garganta, era eso o el alcohol.

Nate y Chloe ni se inmutaron, solo siguieron besándose, como si no estuviera.

Borracha y sin autocontrol, si, no era una version muy dulce.

-¡Que se jodan!

Fue lo ultimo que dije, encendí el auto y condugue solo dos centímetros y les tiré una de las botellas de tequila que había traído a la cabeza de las personas que mas daño me habían hecho.

Se cayeron de culo al piso, no me importó, apreté el aselerador y me fuí de allí.

Tenía el maquillaje corrído, lágrimas por toda la cara.

Volví a ponerme el pico de la botella de tequila en la boca y me trague el poco líquido que quedaba.

Tenía la botella en la mano derecha, conducía solo con la izquierda.

Tiré la botella por la ventana, me hizo perder el poco equilibrio y girar la mano del volante para el lado de un cartel.

El impácto de la chapa del auto con la madera fue tan fuerte, que tuve un sumbido en el odío, en un instante perdí la noción.

Mis parpados pesaban.

Mi cuerpo pesaba.

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