Capítulo 6

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Un sol insoportable entraba por el gran ventanal, me tapé con la almohada la cara para seguir durmiemdo.

Hasta que me dí cuenta que no estaba en mi cama, ni mi cuarto, ni con mi ropa.

-¿Qué carajos?- dije en voz baja.

Esta habitación la conocía, sabía que era de Logan la ví cuando vinimos a buscar el teléfono, para luego ir a una fiesta, también hablé con él, pero no recuerdo nada más.

Ay no, no me digas que me acosté con él, ni siquiera lo conozco.

-Mierda.

Me levanté rápido de la cama, me dolía demasiado la cabeza.

El departamento era igual al mío, me dirigí al baño, me miré al espejo, tenía unas ojeras de vampiro, la cara pálida, mis ojos verdes seguian teniendo el maquillaje.

Mi cabellera castaña estaba hecha un desastre.

Trate de arreglarmela con los dedos, algo quedó.

Luego fui a la sala, en el sofá estaba Logan, con unos pantalones de algodón negros, y su torso desnudo, su pelo rubio despeinado, y sus ojos azules cerrados, seguia dormido.

Me acerqué a la puerta, traté de abrirla.

Cerrada.

Bueno sería estúpido dejarla sin llave.

-Buenos días- dijo esa voz ronca, más ronca de lo normal, de dormido mejor dicho bien.

-No sé qué pasó ayer, pero no significó nada.

-¿Enserio no te acuerdas?- dijo divertido.

-No- admití con verguenza.

-Kate, nosotros...

No lo dejé terminar.
-No hay nosotros, no quiero saber nada de ti, si lo hice fue por estar borracha, yo no tomo nunca, es solo que...

-Kate, nosotros no nos acostamos.

-Oh, lo siento yo no...- no sabía que decirle, estaba muy avergonzada.

Él se levantó del sofá.

-¿Quieres comer algo? digo, para la resaca.

-No está bien, solo quiero ir a mi departamento.

- Traté de entrar ayer para dejarte dormir en tu cama, pero no tenías las llaves, por eso estas aquí.

- Oh, gracias, yo no se, solo, gracias- me corte a mi misma.

-Entonces, ¿Qué te gusta desayunar?

-Sorprendeme- ni sabia lo que queria, estaba muy confundida.

Me senté en uno de los taburetes de la isla de la cocina de marmol.

Estaba mirando por la ventana la vista, había muchos edificios de este lado, los autos andando a toda velocidad, los sábados son los días de menos tránsito al parecer.

-Ten- me dijo poniendome un plato delante de mí, panqueques con dulce de leche.

-Gracias- agarré el tenedor que estaba en el plato, y los empezé a comer.

Él se sentó en el otro taburete y empezó a comer los suyos.

-Estan muy buenos- traté de sacar conversación.

-Me alegro.

-Pero te quedarían mejores si siguieras la receta de mi abuela- intenté molestarlo.

-¿Enserio? Bien, pienso probarla.

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