Sentí una punzada de dolor en la palma de mi mano, levanté el torso del colchón y me la miré.
-Oh, por dios, ¿Qué carajos me pasó?
Traté de sacarme la gasa para ver que tan profunda era la herida.
-¡Mierda!- grité, era horrible.
Me levanté de la cama para ir a tomar agua, estaba sedienta.
Llegué a la cocina, y estaba Logan recogiendo unos vidrios del piso.
-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?
-Hola, yo...em, me llamó Lory para que viniera, ella no puede ver sangre, le impresiona.
-¿Cómo me lastimé?
-No lo sé, no estaba, pero sí escuché el vidrio caerse.
No me acordaba nada, mi mente estaba en blanco, lo único que me pedía era agua.
Pasé por al lado de Logan, fui a la nevera y agarré la jarra, y un vaso.
Tomé el agua a una velocidad impresionante.-¿Quieres?
-No, no suelo desayunar agua.
-¿Panqueques?
-¿Me vas a enseñar a hacer los de tu abuela, niña?- sonrió.
-Por decirme así, no- dije en un tono burlón.
No era que no le quería decir la receta, sino que en verdad me gustaban los que él hacia.
-Bueno, entonces prepararemos los míos, que estoy seguro que son mejores que los de tu abuela...¿cómo se llama?
-Nancy.
-Que son mejores que los de tu abuela Nancy- concluyó, bastante divertido.
-Como digas, intrometido de pizzas.
-No es un apodo muy original- se quejó.
-Literalmente nos conocimos cuando iba a buscar una pizza, yo creo que es más original que niña.
-Como quieras, seguiré pensando que el mio es mejor.
Logan se levantó del piso, tiró los vidrios a la basura, y me miró.
-¿Qué?
-Ahora si, ¡a hacer panqueques!
Empezamos a abrir las alacenas, sacamos harina, huevos, leche, azúcar, vainilla. La isla quedó llena de harina en un segundo.
-Pim- dijo, poniendo su dedo con polvo blanco en mi nariz.
-Ey- me quejé divertida.
Pero algo en mi me dijo que no podía quedar así. Entonces metí toda la palma de la mano, no herida, en el paquete de harina, y le dí una palmadita en el hombro.
-Yo solo te puse un puntito, no hacia falta ensusiarme toda la sudadera.
-Es blanca, ni se nota- protesté divertida.
-No estoy de acuerdo- se quejó como un niño pequeño.
Pensé que era mas maduro, pero no, agarro un puñado de harina y me lo tiró, me ensució hasta el alma.
Me quedé con la boca abierta, no sabía que decir, enserio no me lo esperaba.
-Toma eso, niña.
No fué cuestión de segundos, para empezar a agarrar un paquete de harina cada uno, y esquivar el polvo blanco por toda la cocina.
-Mierda, parecemos hechos de nieve- exclamé.
-Espera, te faltó aquí.
-¿Qué...
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Después De Todo
Teen FictionKatherine Blake, tras la muerte de su querido padre, y sus amistades, no empieza la universidad presencial, sus primeros años los hace de manera online. Pero si o si, el año que viene debe ir. No tiene opción. De la nada, su novio y su amiga se alej...