Maldición de Sangre [Dekubowl]

Prólogo

— Salvado —

— ¡Izuku, vamonos!— Mamá me jalaba del brazo después de haber escuchado sobre mí condición.

— ¡Señora Inko! — El enfermero que nos había asistido antes trataba de calmarla, en la sesión tuvo mucho cuidado con sus palabras para no enfadarla, pero ella no parecía querer escucharlo. Por más que le rogara
— Su hijo es joven; es normal que su don no se manifieste antes de los cinco años.

Su ceño fruncido, cejas arrugadas y la curvatura de sus labios reflejaban un inmenso enojo. — ¡Cállese!

El enfermero se cayó en un intento inútil de alcanzarnos.

Mamá me empujaba rápido y repetitivamente hasta la salida del hospital. Al ejarnos cada vez más de los hombres en bata su expresión cambiaba poco a poco hasta aguar sus ojos y comenzar soltar pequeños suspiros.

Algo me decía que nos libramos de una grande.

— Izuku, te amo, te adoro y lo sabes.— Mamá me cargó en brazos y se apresuró a llegar a lo que ella consideraba un lugar seguro. — Pero temo no poder protegerte...

[Residencia Bakugou]

Después de llegar hasta la casa de su amiga, ambas charlaban cosas que ignoraba su importancia.

— Es imposible que lo descubran.

— Mitsuki, no tiene colmillos y aún no desarrolla su don.

— Eso no importa. Tiene cuatro años, fue educado en casa; así que es normal lo de los colmillos, no te preocupes por ellos, saldrán. — Mitsuki-sama me miró.—  Además nuestro clan lo cuidará.— Ella está vez nos miró; a mí y a su hijo por un minuto y como si hubiera entendido un tipo de mensaje, el rubio asintió su cabellera repetitivas veces.

— ¡Izuku, ven conmigo! — Unió nuestras manos y me empujó dos pisos más arriba; cruzamos la cocina, hasta su habitación en el tercer piso.

Él iba tan entusiasmado que me empujó hasta casi toparme con el suelo.

— ¡Buenas noches y con permiso! — Me detuve sujetandome del marco de la puerta, tratando de saludarlo. La noche fue tan intensa que casi no tuve tiempo.

Kacchan me devolvió el saludo y empujó con más fuerza mí espalda, hasta que finalmente me rendí ante su fuerza innata superior.  

Cerró con seguro la puerta, la verificó y luego me llevó hasta la cama, abriendo su boca para mostrarme algo inusual.

— ¡Mira, mira, mira! ¡Me salieron los colmillos! — Los colmillos salen normalmente antes de los 5 años, después de reconectarte con tus instintos. Demuestran el desarrollo de un vampiro. — Soy un vampiro.

— Son chicos... — Kacchan habría más su boca para que pudiera verlo y los colmillos crecían cuando la yema de mis dedos les tocaba. Sobresalían de su boca y lo hacía ver un verdadero vampiro.

— ¡He, Eizuju! — saqué mis dedos de su boca, para el pudiera hablar.
— ¿Cómo te fue en el hospita?

— Uhm, bien... — No soné muy convencido, —en realidad mamá lloró de camino acá— pero aún así no insistió en seguir preguntando. En cambió olisqueó mí nuca.

Acababan de salirle los colmillos y no quería ser la primera víctima de los mismos. — No me muerdas.

Al verme incomodo se apartó sutilmente diciendo que no me iba a morder y luego fue a abrir la ventana. El miró a la luna y luego a mí.