Capítulo 5

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Izuku ha desaparecido y la pequeña niña no deja de llorar. Primera parte—

El radio del don a cincuentas kilómetros a la redonda no encontraba a Izuku por ninguna parte; por lo tanto no estaba dentro de la isla, lo cual era una posibilidad imposible.

Solo Oboro podía abrir el portal que permitía tanto la entrada como la salida de alguien a la isla, era imposible ya que él y ella habían establecido una conversación hace menos de cinco minutos.

— ¡Oboro! — Inko con su don del tipo telepático rompió los tímpanos internos del nombrado, hasta el punto de hacerlo retorcerse de dolor.

Aunque no era intencional y solo era una respuesta ligada a su propia preocupación, no era una escusa para dañar a alguien tan importante.

Siendo el único puente entre el exterior y el interior, herirlo sería traición.

O algo no muy diferente a eso.

Sin embargo, si Inko quisiera, Oboro no volvería a ver la luz del día.

Su don la convertía en un tesoro nacional, su mente era un templo; Inko controlaba todo con su mente, incluso la ajena conciencia.

A pesar del dolor y sufrimiento, Oboro llenó su vaso de alcohol para luego tomarlo hasta el fondo. Pareciera que un poco de alcohol lo ayudaría a olvidar sus dolencias.

— ¿Qué diablos haces? — Su grito, aunque débil pero lleno de enojo llegó hasta los oídos de Inko.

Ella rápidamente supo que hizo mal.

El radio de búsqueda que se agrandaba, fue obligado a desaparecer cuando una figura impotente llegó a la torre. Por más fuerte que ella fuera, no podría compararse con su líder.

Un desliz, un pequeño error y sería...

***

Izuku

Sentía como el sueño y comodidad profunda me tragaban, el ambiente alrededor de ese par de extraños relajaban cada parte de mí. Haciendo que fuese imposible separarme.

Viendo a mí alrededor noté como las luces inundaban la ciudad de noche, aunque era un vampiro nunca había visto este tipo de escenarios en casa. ¿Siempre habían estado ahí?. Tan coloridos...

—Bebe, ¿donde está tu papá? — El hombre alto que me llevaba en sus brazos como un bebe, preguntó con un tono delicado sobre mí oreja.

Casi como un susurró y acompañado de caricias. Sin forma de rechazar sólo pude contestar de inmediato.
— No tengo.

A diferencias de en muchas ocasiones no había ni el más mínimo remordimiento en mí conciencia por confiar en un extraño, por hacer algo malo. Como si fuera natural, no quería rechazar.

Antes de arrepentirme por responderle apareció el chico moreno de piel pálida con un montón de maletas; su aroma dulce, pero picante flotaba por todo el lugar.

Sus orejas puntiagudas justo con otras características me aclaraba que era un vampiro. No había otra forma de describirlo.

Su olor amansaba todos mis sentidos, olvidando mis preocupaciones como un somnífero llevándome hacía los brazos del morfeo.

Siento que olvido algo, pero este fuerte abrazo no deja que me concentre.

***

Mirio quería conseguir información del y sobre el niño y creía que lo estaba consiguiendo aunque no fuera así. — ¿Por qué liberaste tus feromonas? — A él no le afectaban, pero claramente al niño sí.

Maldición de Sangre [Dekubowl] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora