✧・゚: *Dos✧・゚:*

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Adorado tormento

Ya era de noche y había llegado a mi departamento. El día pasó con normalidad, luego aquel inconveniente con el peli morado no volví a verlo en la empresa, así que imaginé que se había ido, cosa que agradecí internamente.

Tire mi maletín un lado de la puerta de entrada y me dirigí al baño de la sala, ya que el de mi habitación estaba descompuesto. Me di una relajante ducha, luego me vesti con una pijama y cepillé mis dientes. Iría a dormir, necesitaba descansar.

Me dirigí a mi habitación y al encender la luz me sorprendí al ver que la cama estaba decorada con rosas rojas, ordenadas perfectamente en forma de corazón. Habían velas en el suelo, globos adornaban el techo y un cartel decoraba el cabezal de mi cama: Feliz aniversario, amor. Decía.

Luego ví al hermoso hombre de cabellos morados y sonrisa encantadora con una cajita de terciopelo en las manos.

—Sorpresa —se acercó a pasos lentos— ¿Te gustó?

Estaba en trance, no sabía cómo actuar. Sentí mi corazón latir rápido por la emoción, claro que me había gustado y quería saltar a sus brazos. Pero mi cerebro me gritaba que lo sacará del departamento de inmediato.

—¿Jimin? —reaccione y ví al hermoso hombre frente a mi, estaba muy cerca haciéndome perder los sentidos por completo.

A la mierda, necesito besarlo— pensé.

Corte la distancia que quedaba y me apodere de sus labios, él me recibió gustoso.

Me tomó por la cintura y me acercó aún más a él, si es que eso era posible. Me besaba con posesividad y pasión, haciéndome suspirar. Lo había extrañado.

Sus toques eran firmes pero delicados, sabía muy bien lo que me gustaba y lo hacía a propósito para luego sonreír al ver mis reacciones.

—J-Jungkook —me separe un poco para tomar aire. Esto definitivamente me estaba gustando, aunque mi mente gritaba que debía parar. Si seguía de esa forma no iba a soportar más y me iba a entregar nuevamente a él, no podía hacerlo.

Me miró directamente a los ojos y como si me hubiese leído la mente, entendió. Me conocía tan bien que solo bastaba una mirada para que supiera lo que estaba pasando por mi cabeza.

—No has cenado, ¿cierto? —comentó, para aliviar el ambiente y luego junto su frente con la mía.

Negué con la cabeza haciendo rozar juguetonamente nuestras narices y lo ví sonreír. Me derretí al ver esa inigualable sonrisa de conejo que tanto me había cautivado desde la primera vez que lo ví.

—Vamos a la cocina —susurró con voz suave— Hice la cena.

Sonreí y asentí. No tenía idea de que estaba haciendo, no debería seguir su juego, pero simplemente ya no podía detenerme. Extrañaba su presencia, por más que sabía que estaba mal todo eso, no me importaba. Era mi adorado tormento.

Al llegar ví en el mesón de desayuno dos platos y copas. Él sin dudarlo se sentó y palmeó suavemente sus piernas. Bien sabía a lo que estaba refiriéndose.

No debería, pero quiero hacerlo— pensé.

Me acerqué y me senté en su regazo. Empezó a darme la comida y yo a él, todo era tan íntimo, cariñoso y reconfortante.

Cuando terminamos nos pusimos en pie y lavamos los platos juntos, como siempre solíamos hacer. Entre juego y risas, terminamos un poco mojados.

—Jimin —sus ojos se veían suplicantes. Sabía lo que venía a continuación, pero no podía dejarlo hablar. No caería.

—No digas nada —suspire— Por favor.

Este bajo la mirada triste, pero asintió. El silencio se apoderó del lugar, no me atrevía a decir más nada y él tampoco.

De un momento a otro salió corriendo a mi habitación bajo mi atenta mirada, cuando volvió traía consigo la cajita de terciopelo azul.

—Abre tu regalo —me extendió el objeto.

Con duda lo tomé y lentamente lo abrí. Era un collar hermoso acompañado de unos pendientes a juegos, conocía perfectamente mis gustos. Sabía que me encantaba la joyería.

Suspire y sonreí, era un lindo detalle. Me dirigí a mi habitación y sentí sus pasos tras de mí.

Al llegar saqué mi lindo joyero, que también me había regalado él, y guardé las prendas.

—Gracias... —fue lo único que pude decir.

—No agradezcas, mi amor —se acercó a mí y acarició mis mejillas— Todo por hacerte feliz.

Sentí mariposas en mi estómago, y sonreí inconscientemente. Subí la mirada y él sonreía de igual manera.

Me quedé ahí, no sabía qué decir así que solo disfrutaría de su cercanía. Bostece y frote uno de mis ojos con cansancio.

—¿Mi bebé tiene sueño? —susurró.

Yo solo me limite a asentir. Él sin dudarlo me cargó y no puse resistencia, me llevó a la cama y me acostó dulcemente. Luego hizo lo mismo y empezó a acariciar mi espalda bajá.

Me acurruque aún más en él e inhale gustoso su delicioso aroma varonil. A los pocos minutos me quedé profundamente dormido.




"Es imposible no caer ante tus encantos, siempre te quise para mi y me cuesta dejarte ir"

Déjame Ir - ◐кσσкмιη◑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora