✧・゚: *Seis✧・゚:*

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Lo siento tanto

Despertó agitado, estaba sudado y sus manos temblaban. Miro a su alrededor y todo era blanco. Intentó mover sus brazos pero eran apresados por una camisa de fuerza. 

—Al fin despiertas —dijo un hombre alto, atractivo y con bata blanca, mientras entraba a la habitación. 

—¿D-dónde estoy? —su voz no salía correctamente. Él doctor se acercó, por inercia el peli negro retrocedió. 

—Jimin, soy Kim Seokjin tu doctor. No tengas miedo —se sentó a su lado.

El nombrado suspiro y lo miro detalladamente, se sentía confundido.

—Estuviste sedado durante varios días —explicó— Hemos disminuido la dosis, ya que el oficial Kim quiere venir a verte y hacerte unas preguntas ¿estás dispuesto? 

Jimin con algo de duda asintió y el doctor sonrió. 

—Vendrá a hablar solo contigo —abrió la puerta— Cualquier cosa, me llamas. Estaré cerca.

—Bien —dijo con un hilo de voz. 

Aquel doctor salió y después entró un moreno con uniforme policial.

—Hola, Jimin —sonrió y dos hoyuelos se formaron en sus mejillas— Soy el oficial Kim Namjoon. 

—Hola —respondió simplemente.

—Te haré unas preguntas ¿Esta bien? —el peli negro asintió. 

Esto es raro, todos me tratan de forma extraña... Y me tienen puesta esta incómoda camisa— pensó.

—¿Recuerdas cuándo fue la última vez que viste a Jungkook? —preguntó sin rodeos. 

Sintió como su sangre se congelaba y bajó la mirada triste.

No me gusta escuchar ese nombre— pensó. 

—Sí —suspiró— el día que estaba con Tae, Hoseok y Yoongi cenando. 

El oficial frunció el ceño y escribió algo en una pequeña libreta. 

—¿Cómo era su relación marital? —preguntó.

——Muy buena —una sonrisa nostálgica se escapó de sus labios— Éramos muy felices, hasta que ella pareció... 

Dijo eso último en un susurro y apretó su mandíbula. El moreno claramente lo había escuchado, ya que eran los únicos en la habitación. Le causó curiosidad. 

—¿Ella?

El peli negro abrió los ojos con asombró, se sintió atrapado. 

—Sí —asintió y frunció el ceño— Su nueva secretaría, esa perra oxigenada... Quería tener a mi esposo. 

—Entiendo —escribió nuevamente— ¿Y por qué crees eso? ¿Tenías pruebas de aquello? 

—No —bufó— Pero ellos me lo decían. 

—¿Quienes? —lo miro con intriga.

—Los pajaritos de mi cabeza —hizo una mueca— Ellos son molestos a veces y dicen cosas sin sentido, pero esta vez creo que sí tenían algo de razón. 

—¿Por qué esta vez la tenían, Jimin? —dijo mientras jugueteaba con el bolígrafo en sus manos.

—Porque los ví juntos —bajo la mirada triste— Él estaba en su oficina y ella le estaba llevando una taza de café. 

—Jimin, ese es el trabajo de una secretaría —anotó rápidamente en su libreta, otra vez.

—¡No! —gritó y empezó a balbucear cosas inentendibles.

Déjame Ir - ◐кσσкмιη◑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora