Capitulo 85

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Esperaba poder tomar un taxi, pero el clima era traicionero y tenía la ciudad casi paralizada por completo. Había oído en las noticias que los trenes del metro seguían funcionando, así que optó por tomar el metro.

Unos cuarenta minutos más tarde, Rick y Kate llegaron al despacho de Anna. Rick tocó el timbre del edificio. Esperaron a que Anna respondiera al timbre. Miró el rostro de Kate. Tenía tanto frío que le temblaban los labios.

-Lo lamento, por no traerte en una cama caliente hasta aquí.-

Kate se inclinó hacia adelante y presionó sus fríos labios contra los de él sintiendo su fría barba. Sus labios se sentían cálidos. -Estaré bien. Necesito estar aquí. Gracias por traerme a ver a Anna.-

Castle sonrió y miró su mano que temblaba en su agarre. Kate no se había quejado ni una sola vez de tener frío, pero desde la mitad del viaje supo que lo había estado sintiendo. Ninguno de ellos había experimentado un clima tan espantoso.

-Estoy aquí.-

Vio movimiento detrás de la puerta de cristal y asintió en esa dirección, mostrándole a Rick que alguien se acercaba. Rick se giró para ver a Anna salir de su oficina. Ella les sonrió. Su cabello estaba amarrado desordenadamente hacia atrás y usaba anteojos para leer. Abrió la puerta y la abrió cuando Rick la empujó. Los dos entraron arrastrando los pies inmediatamente sintiendo la calidez del ambiente de la oficina. Anna cerró la puerta.

-Deben de tener tanto frío.- Exclamó mirando a los dos cubiertos de nieve. Se estaban quitando la ropa porque hacía mucho calor en la oficina.

-Hace un maldito frío ahí fuera.- Comentó Castle, preguntándose cómo diablos iban a volver al apartamento.

Había traído suficiente dinero en efectivo, en caso de que tuviera que reservarles una habitación de hotel para pasar la noche. Sin duda, estarían de regreso para la cita programada mañana por la mañana, por lo que no valía la pena luchar contra los elementos para irse a casa.

-No hay palabras para describir el frío que hace, Anna.- Kate comentó. Dejó sus pertenencias en la silla junto a la que Rick solía sentarse, luego arregló su ropa y se frotó la parte superior de los brazos. Sintió frío, pero también agradeció que se calentaría rápidamente ahora que estaban dentro. -Hace mucho frío en esta ciudad.- Murmuró principalmente a Rick.

-Vengan.- Anna invitó cálidamente a su acento grueso esta noche. Tomó las manos de Kate y notó inmediatamente el vendaje. -¿Qué has hecho?-

-Accidentalmente me corté la mano con un trozo de vidrio.- Kate respondió y miró a Rick. -No es nada.- Caminó con Anna hacia la oficina.

-Te haré una bebida caliente, querida. ¡Tus manos están tan frías!- Dijo muy consciente de que a Kate le desagradaba mucho tener frío. Anna también miró a Rick mientras cerraba la puerta. Rick captó la expresión, comprendiendo que Anna estaba a punto de tener una sesión extenuante. Volvió a abrir la puerta segundos después. -Richard, hay café caliente y bocadillos en la cocina detrás de esa puerta. Por favor, sírvete.- Señaló la puerta detrás del mostrador de recepción.

Castle asintió en respuesta y le dedicó una sonrisa. No tenía ganas de un café en este momento. -Cuida de Kate. Ella te necesita.- respondió y la vio asentir.

-Lo haré- y cerró la puerta.

Estaba lo suficientemente caliente ahora que estaban dentro. Se sentó en la silla habitual y sacó su mini-iPad del bolso de Kate y lo encendió. Se recostó en la silla. Confiaba en Anna, quien había construido una sólida relación con Kate en un programa intenso durante el último mes y, a su vez, Kate confiaba en ella incondicionalmente. Para Rick, su relación con Anna permaneció estrictamente dentro de los límites del psiquiatra y el paciente, pero para Kate había ido mucho más allá. Las mujeres casi habían cruzado la línea de tener una relación profesional entre ellas. Kate entendió que sería una relación corta, pero Rick tuvo el presentimiento de que no sería la última vez que verían a Anna, incluso cuando terminara la terapia o cuando regresaran a Nueva York, la seguirían viendo. Kate y Anna se habían conectado de una forma en que la gente rara vez lo hacía.

Después de 4x23 Siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora