51. No Es Un Adiós

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Martes 27 de julio de 2022

Alderley Edge

A Rebeca al principio Manchester le había impresionado. Era la primera vez visitaba esta ciudad. Y la zona donde vivía Ferrán también era muy bonita. Le decían el triángulo de oro porque era la zona más rica a las afueras de Manchester. Un sitio tranquilo, de casitas y pisos de lujo. El valenciano vivía en una moderna casa de dos plantas con jardín y piscina, 4 dormitorios, 4 baños, una enorme cocina y hasta una piscina climatizada que la chica ya había probado un par de veces.

Llevaban en esa casa desde el 10 de julio porque a los pocos días Ferrán tuvo que incorporarse a los entrenamientos con el City. Por suerte esta vez la pretemporada la hacían en el Reino Unido, y Rebeca no había estado sola muchos días.

Su novio le había enseñado todos sus sitios favoritos de Manchester, donde solía desayunar, donde iba de compras, donde iba con sus compañeros españoles a tomarse algo... Ferrán le presentó a algunos de ellos. Al que más veía era a Rodri. Al ser español, él y Ferrán estaban muy unidos. Habían salido un par de veces con él y con su novia Lena, una chica castaña y encantadora que era de Almería y estudiaba Marketing en Manchester.

En general, los días en Manchester habían sido maravillosos, sobre todo porque estaba con Ferrán. Pero, todo llegaba a su fin, y por desgracia, en unas horas Rebeca tendría que irse a Granada con todo el dolor de su corazón. Estaba terminando de hacer la maleta medio llorando, bueno, así llevaba varios días. Le dolía irse, dejar a Ferrán y todo lo que vendría detrás. Pensar que esa misma tarde ya no estaría a su lado, que no podría besarlo cuando quisiera, ni darse la vuelta para buscarlo... Rebeca puso sus manos en la cara mordiéndose el labio para no llorar. No quería que sus últimas horas con Ferrán fueran de ella estando así.

Lo escuchó subir las escaleras y se limpió la cara con el dorso de la mano mientras cerraba la maleta con un gran suspiro. Ferrán entró en el dormitorio sintiendo el corazón destrozado. Dos meses juntos. Dos meses sin separarse y a partir de hoy ya no lo estarían. Intentaba ser fuerte por ella pero el valenciano, lo estaba pasando muy mal, porque aparte, en cuando Rebeca se fuera, volvería a estar solo de nuevo.

-¿Qué te queda? -le preguntó él mientras se ponía detrás de ella. Ferrán no era tonto y sabía que estaba llorando.

- Ya está todo -le dijo ella sin atreverse a darse la vuelta.

- ¿Estás bien, mi niña?

Ferrán la agarró de la cintura y ella se dio la vuelta. Tenía los ojos llorosos y el labio inferior le temblaba. Rebeca lo abrazó intentando aguantar las lágrimas. Intentando grabar en su memoria estos últimos besos, estos abrazos sin fin y las ganas de quedarse aquí y no irse nunca.

- Te amo Ferrán, te amo tanto.

- Y yo a ti, mi niña preciosa. Tú tranquila. Vamos a poder con todo y lo sabes. Porque nos queremos y eso es lo más grande que tenemos -Ferrán le apartó el pelo de la cara mientras ella temblaba por dentro.

- Te voy a echar tanto de menos.

- Y yo a ti también. Joder, que ya la cama tenía hasta la forma de tu culo.

Rebeca se apartó de él y Ferrán le sacó la lengua haciéndola reír. Ella esbozó una sonrisa y lo miró conteniendo el aliento.

- Anda, que te voy a contar una cosa que se va a saber en un par de horas ¿vale? y que lo vas a flipar -le dijo Ferrán mientras la hacía sentarse en la cama- así te animas un poco.

- ¿Qué pasa? No me asustes, Ferrán.

- No mi vida si no es nada malo -Ferrán le agarró la mano y le acarició la mejilla con mucha ternura- me ha llamado Pau.

Mi pequeña locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora