Ahora Janeth y Saga vivían en el castillo.

Al principio, Janeth se negó, pues dejaría a su esposo solo, pero este mismo no se molesto en absoluto, le dijo que fuera, vivir en el castillo era un gran honor, además, Kanon necesitaría a alguien después de la muerte de la reina, y nadie mejor que ella y su pequeño Saga.

Y bueno, tenía toda la razón.

Kanon estaba decaído por la muerte de su madre. No salía a jugar. No hablaba. Muy apenas comía.

Eran momentos muy difíciles para todos.

-Kanon...-El pequeño Saga se acercó al príncipe que se encontraba recargado sobre la ventana, mirando el resplandor de la luna llena.

-No iré a jugar.

-No vengo por eso, quiero saber si estás bien.

-¿Tú que crees?

Se formó un gran silencio incómodo.

-Te traje fresas.-Saga extendió un pequeño plato con fresas.

Kanona miró a Saga con cierto enojo, pero este se esfumó al ver la sonrisa tierna y amable formada en su rostro.

-Anda, come.

El príncipe miró las fresas, para luego tomar una, y empezar a comerla. Saga se quedó junto a él, para que dejara de estar solo.

-¿También te irás?

Saga se mostró confundido por la pregunta de Kanon.

-¿A qué te refieres?

-Si también me vas abandonar, como mi mamá.

Saga negó.

-No lo haré.

-¿Lo prometes?

Saga dejó el plato de fresas a un lado, poniéndose firme ante Kanon.

-Te prometo que estaremos juntos hasta que el sol se extinga.

Aquello hizo que Kanon formara una sonrisa.

-Kanon, yo siempre voy a estar contigo. Y siempre te voy apoyar.

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Ya volvió la desaparecida.

Y quien sabe por cuánto tiempo vuelva a desaparecer.

Otra vez.

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⏰ Última actualización: Jan 04 ⏰

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◇Unidos por Siempre◇{Saga y Kanon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora