Epílogo: ¡Me enamoré de tí! Cada uno de mis días.

345 21 22
                                    

Cada segundo veían correr la vida, atrapando cada instante en la esencia de sus almas.

Todos los momentos que se habían permitido eran una razón, su motivó que los hacía cada vez más fuertes.

Tan cercanos en el corazón, tomados de la manos desde los 23 esperando llegar más allá de los 75.

Porque sabían que su amor siempre fue uno sólo. A partir de las promesas, a pesar de las tristezas, a través de las miradas que se complementaban con las sonrisas tiernas, y los cálidos abrazos, que los desbordaba en besos suaves, serenos, y sublimes.

A cada paso descubrieron que su más bonita casualidad era el destino de estar juntos. Cumpliendo sueños, traspasando las metas, construyendo un presente fuerte con los vestigios del pasado, dejando huellas incansables para transformar su inmenso futuro que era tan prometedor.

Las cosas no fueron siempre color de rosa pero su arcoiris siempre fue intenso, favorable y esperanzador.

Con fallas, tropiezos, lágrimas, angustias, dolor y tristeza que de un segundo cambiaban el más bello paisaje con su amor, para volver todo lo que se pretendía como malo algo bueno, optimista y propicio para empezar desde la fe, el cariño, la incondicionalidad de tener un matrimonio tan sólido como un diamante que al final siempre brillaba. Así era su amor, su familia, su vida, una piedra angular y preciosa siempre resplandeciente, fulgurante y sobresaliente, en todas los obstáculos que algún día se llegaron a presenciar.

Después de veintidós años de matrimonio ya lo habían vivido y superado todo, lo único que tenían claro es que se seguían amando igual o más desde el día uno que consolidaron una de sus tantas metas en aquel muelle que era su lugar favorito en todo el mundo. A pesar de ya haber conocido infinidad de lugares ninguno guardaba tanta magia como la que depositaron en aquella construcción cercana al lago.

Fernando Mendiola miraba con una enternecida nostalgia a sus tres hijas platicando, a sus princesas, sus bebés que ya habían crecido tanto, habían logrado tantos sueños, se sentía orgulloso de cada una de ellas, pero si algo echaba de menos era que fueran solo de él.

Suspiró de añoranza al recordar sus antiguos fines de semana, dónde estar en el parque jugando con ellas era su prioridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Suspiró de añoranza al recordar sus antiguos fines de semana, dónde estar en el parque jugando con ellas era su prioridad. Ahora solo podía sonreír al ver cómo culminaron lo que siempre fue primordial para él, que ellas tuvieran la educación y los estudios para ser lo que siempre desearon.

María Paula por unos segundos pero era la mayor, y siempre lo dignificó, cuidando de sus hermanas, tenía una humildad incansable, era tierna, dulce, amorosa, luchaba siempre por todo aquello que quería con ella.

Mapi fue siempre una niña encantadora que gustaba a todos los que tenía cerca, siempre dedicada a los estudios como su madre. Por eso estudió Finanzas y aunque su camino no había sido fácil para llegar a ser la vicepresidente de Conceptos lo había logrado.

La Fea Más Bella: Por amarte así.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora