La Fea Más Bella: Por amarte así.

Capítulo Final: ¡Un amanecer bonito!

Se dice que debemos aprender a bailar bajo la lluvia, que después de esa tormenta saldrá el Sol. Que para encontrarnos con un hermoso arcoiris debemos dejar pasar la furia de la naturaleza.

Para que las aguas acaudaladas estén en calma se debe esperar la exactitud del momento en que el ciclo temporal regrese a la paz, para continuar. En bastantes ocasiones no debemos cruzar la línea de meta, tenemos que regresar al comienzo para empezar y seguir por otro rumbo.

Nadie dijo que los caminos que llevan a la felicidad eran fáciles, tampoco mencionaron que se tornaría tan difícil cuando la vida de los demás, no está en tus manos, pues para regresar el tiempo no estamos aptos, tampoco podemos evitar que las situaciones pasen cómo no estaba previsto, los diferentes escenarios solo tienen que ver con la justicia de tus actos, los que tú mismo buscaste y construiste para tu final.

Fernando Mendiola solo sintió un fuerte empujón antes de que se disparará el arma.

Leticia Padilla nada más cerró los ojos y se abrazó a su vientre con fuerza mientras las lágrimas fluían por su rostro.

Ariel Villarroel fue el único que pudo observar como su hermana empujaba a Fernando.

Fue tarde para parar el tiempo, era muy tarde para detener la consecuencia de su acto, la bala siguió su curso y no pudo detenerla. En cámara lenta vivencio como Marcia, lo que más amaba en esta vida caía con sus manos en el pecho.

Al acercarse a ella corroboró en la sangre derramada que ninguna venganza le dolió tanto como lastimar a su propia hermana.

"No." Se hincó a su lado. "Hermana por favor no." Tomó su rostro entre sus manos, la respiración de Marcia era cada vez más lenta. "Por favor tú no me dejes." Ella cerró los ojos, al abrirlos sintió como una fría y solitaria lágrima caía por su mejilla. Ariel sintió como lo empujaban con fuerza separándolo de su hermana. Al querer acercarse a ella fue tarde, dos oficiales lo esposaron, y se lo llevaron, grito, pataleó, pero fue en vano, las miradas de decepción y tristeza de Humberto y Teresita Mendiola aquellos que quizo como dos padres le reprochaban sus acciones, siempre estuvo sólo pero ahora se sentía vacío. Sabía que jamás volvería a ver la sonrisa encantadora, y esos lindos ojos verdes de su hermana.

"Marcia." Fernando la tomó del rostro. "Por favor Marcia tienes que ser fuerte." Acariciaba el rostro de esa joven, con la que vivió tantas cosas, y aunque no la amaba como mujer, si lo hacía como una hermana, una que había salvado su vida.

"Fer..." Respiro profundo, tratando de decir quizá sus últimas palabras para ese hombre a quien tanto amo como pareja, y a quien tanto ama como familia.

Ella siempre supo que haría cualquier cosa para qué él fuera feliz, se lo dijo: "lo que más quiero es tu felicidad." El día de hoy se cumplió. "Sé felíz." Se atragantó con sus palabras. "Por los dos, se feliz." A pesar de lo cansada sonrió iluminando la noche con esos hermosos ojos y no solamente por el color, si no por lo expresivo. "Te amaré para siempre Fernando. Se que Leticia es tu vida, tu amor, tu todo." Llevo aire a sus pulmones. "Así como tú lo fuiste para mí, ella lo será contigo."

"Marcia por favor deja de hablar. Ahorita vendrá una ambulancia y estarás bien." Ella negó levemente con la cabeza.

"Gracias. Fernando Mendiola." Su respiración cesó, dejó caer su cabeza en las piernas del hombre que fue su único amor.

"Marcia." Grito en desesperó, con brusquedad intento moverla para hacerla reaccionar, pero fue inútil, una vez más era tarde. Con delicadeza beso su frente y cerró los ojos de la mujer que acababa de salvar su vida, de la mujer a la que nunca quiso lastimar pero fue inevitable no hacerlo. Sin embargo, hoy si le cumpliría una promesa para ella sería feliz.