Las noches son oscuras en el valle y Rogelio apenas podía distinguir las sombras de algunos árboles y arbustos de cuánto lugar se le cruzaba enfrente, llevaba con ambas manos un rifle algo viejo pero funcional, todavía recordaba la conversación que había tenido con Francisca más temprano.
-¿Esto es un nahual?
Señalaba Rogelio en el libro que Francisca tenía entre manos, a lo que ella paró su pluma escribiendo para mirarlo un momento y luego negar con la cabeza, afable al ver el interés del muchacho en su dibujo.
-No, los nahuales son humanos que pueden tomar formas de animales, este es un susto.
Rogelio se llevó una mano a la barbilla analizando el dibujo.
-Podría ser una arpía, pero es un hombre, nunca había visto la representación de un hombre arpía.
Frankelda se rascó la cabeza mirando su propio dibujo.
-Bueno, puede ser un hombre con partes de búho, una criatura muy curiosa.
Rogelio terminó por sentarse a su lado y mirar.
-¿Podría leer esto un poco?
Se interesó, a lo que Frankelda un poco entusiasmada asintió y se lo dió para dejarlo leer un poco.
Pero Rogelio pronto le devolvió el libro, ni siquiera terminó de leer la historia, la cabeza se le había llenado de temor, pero para disimular dijo.
-Oh, no es muy bueno, pero podrías mejorar.
Francisca cerró y abrazó su libro un tanto decepcionada.
-Oh, gracias por el consejo.
Sin embargo Rogelio no podía sacar de su mente aquello que había leído, fue demasiado aterrador para él, palabras tan vivas, nunca había sentido algo así y ahora que había salido a buscar un chivo que se escapó del corral se sentía preocupado de cada sombra que se cruzaba por su camino.
Hasta que finalmente se detuvo en seco ante una sombra familiar, levsntando su arma temblando un poco, podía ver un par de alas grandes y extendidas, su dueño tenía la altura de un hombre y parecía ser que se giró hacia él cuando escuchó sus pasos, Rogelio envalentonado dió un paso más al frente con el rifle en alto pero la criatura al parecer había notado sus intenciones y de un momento a otro avanzó hacia el asustado sujeto y antes de llegar a la zona de luz que rodeaba a Rogelio de su lámpara de aceite que llevaba colgado en el cinturón y unos ojos amarillos resplandecientes pasaron a ser un abismo oscuro en medio de un rostro emplumado que el otro no podía distinguir su color debido a la oscuridad y también al hecho de que el grito y los dientes que alcanzó a ver hicieron dar media vuelta a Rogelio y huir despavorido, seguramente se encontraría muy pálido cuando lo vieran por el pueblo.
Mientras lo veía marcharse, la criatura se acercó un poco más a la linterna y al rifle que se le habían caído a Rogelio, iluminando así su rostro que en realidad tenía un aterrador aspecto pero que poco a poco fueron volviendo a la normalidad hasta que el curioso búho tomó la linterna para evitar que la llama saliera del vidrio roto de esta, con la linterna a la altura de la barbilla miraba la luz con una media sonrisa, se irguió enderezando la espalda y se pasó una mano por las plumas de la cabeza para acomodarlas un poco hacia atrás.
-¿Porqué será que a algunos humanos les gusta pasear por la noche sabiendo lo que podrían encontrar?
Entonces sopló en la llama de la linterna roseandose de la comodidad de las tinieblas para poder seguir su camino sigiloso a visitar a cierta escritora de terror que conocía.
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Un susto por persona
FanficEscritos cortos sobre Frankelda, cuentos, historias y más sobre Los sustos ocultos de Frankelda.