C A P Í T U L O 4

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Solo dos meses *baja y sube las cejas*

— No necesito eso, Marco.

Marco estaba cogiendo un par de calcetines rosas para meterlos en la maleta que aún no sé cómo podremos cerrar. Ni siquiera sabía que tenía tanta ropa, siempre uso la misma así que el resto se queda en el fondo del armario guardando polvo.

— ¿Cómo que no?

— Pues no. — Dije cogiéndolos para echarlos sobre la cama con el resto de ropas que yo había descartado. — ¿De verdad ves necesario que tenga que irme a tu casa?

Cuando llegamos a casa me obligó a contarle todo, y con detalles a pesar de lo cansada que me encontraba.

Después de contárselo, estando pálido y con el pulso temblandole no dudó ni un segundo en coger su teléfono y empezar a marcar al número de emergencias.

En pocos segundos ya estaba dando algunas indicaciones como su nombre y el mío, y en ese momento lo único que pasó por mi mente fue una única cosa.

¿Venganza?

Quería vengarme por lo que Ash me había hecho, por lo que me había hecho sentir estos años. Solo quería verle arder en el infierno y si para eso tenía que ir ahí mismo, pues ahí estaría .

Nunca había sentido este sentimiento tan fuerte ni me había aferrado a este tipo de sentimientos negativos.

Marco como era de esperar no aprobó mi idea y en lo único en lo que pensaba era en cómo ponerme a salvo.

Lo hablamos y como el sabía mi pasado y lo duro que había sido entendía que me sintiera así y por eso no me juzgó, pero no permitiría que me pusiera en peligro para sanar una vieja herida que ya cada año creía haber sanado hasta que vuelve abrirse cada treinta y treinta y uno de octubre.

Al final no comunicó nada respecto al secuestro al centro de policías de nuestras localidad, pero igualmente no se sentía bien sin hacer nada — así era Marco —así que tuve que aceptar unas condiciones para llevar acabo mi idea.

— Quedamos en un acuerdo, ¿recuerdas? — Me dijo mientras seguía metiendo cosas en la maleta.

— Ya, pero podría alquilarme algún piso o ...

— Puedes simplemente hacerme caso una vez, sabes que no me importa sino no te lo hubiera dicho — Me interrumpió irritado de que sacara de nuevo el tema. —.Y ahora ven y siéntate encima de la maleta conmigo.

— ¿Qué me siente?

Las cremalleras de la maleta estaban a punto de explotar, pero sería corto el trayecto y pronto podré dejarlas descansar por un largo periodo de tiempo más.

Marco me dijo que me tendría que quedar como mínimo dos meses... Eso era mucho más tiempo de lo que pensaba que me pediría. Después de los dos meses ya veríamos qué hacer.

Marco ya había bajado cuando yo terminé de recoger las últimas cosas de mi habitación para meterlas en mi mochila cuando vi el trocito de papel que me metió Celia en el bolsillo.

Me había apuntado su número de teléfono, esperaba poder llamarla para darle las gracias, pero todavía no tenía teléfono. Me lo guardé rápidamente en mi chaqueta y bajé despidiéndome temporalmente de mi casita. Me senté en el asiento de al lado de Marco en el coche que ya había terminado de meter mi maleta en el maletero.

Ya en el ascensor del piso donde estaba viviendo me miró apenado y abrió los labios para decirme algo, pero después giró la cabeza de nuevo y se limitó a quedarse callado hasta que llegamos a su planta.

By your sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora