Capítulo 23

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—¡No! –exclama Hoseok, incrédulo, formando una pronunciada O con su boca.

Asiento lentamente, y mi mente va inconscientemente a ese preciso instante, ese en que sus labios dejan esa maldita palabra que ablandó mis piernas. <<Perdón>>

—Y-y tú ¿qué le dijiste, mujer? –exige él, cuan vieja chismosa.

—No le dije nada. –suelto y él suspira aliviado.

—Qué imbécil.

Justo ahora estuviera criticando la reacción de Hoseok, pues parece una adolescente dramática e histérica, pero es que ni siquiera he podido reaccionar desde que Jungkook salió de mi habitación tras soltar esa bomba. Y por dentro... dentro de mí solo hay una maraña ridícula de emociones insólitas.

—Es obvio que quiere amansarte, cielo. –declara haciendo un ademán con su mano, restándole importancia al asunto.

—¿Crees que lo dijo para convencerme de quedarme en la casa?

—No, estoy segurísimo. –recuesta toda su extensión sobre mi cama.

Yo también lo estaría, ya que mi estadía en este lugar tenía un propósito, y ese era que yo me entregaría voluntariamente a él, aunque todos estos últimos días las señales han sido distintas... o al menos eso es lo que siento muy desde dentro.

¿Sería posible que sus planes de hacerme doblegar hayan dado tal vuelta? ¿Es posible que se haya... encariñado conmigo? y ¿si en realidad su actitud cariñosa es para que, además de quedarme, termine por entregarme a él? ¿Qué pasaría si eso llegase a ocurrir? ¿Me dejaría ir...?

—No le des muchas vueltas, linda –aparece Hoseok en mi campo de visión–. Ya tenemos el plan, Jungkook sabe que harás algo para irte de la mansión y utilizará los medios posibles para retenerte. Está suficientemente desquiciado.

De eso sí estaba segura, aún no sé cuáles son los límites de Jeon, hasta dónde puede llegar para conseguir lo que quiere; pero no puedo dejar de sentirme rara por sus cambios. Quizá si confieso... no, no puedo. Mejor lo dejo así y me concentro en el escape.

—Iré a ver a Taehyung –declaro luego de un suspiro tranquilizante–. ¿Quieres acompañarme?

—Ah, no puedo. Ya debería irme –se incorpora acomodando su cabello de una sacudida–. Es probable que Jeon venga con la excusa de que le cambies el vendaje, pero ya no lo necesita

—Tranquilo. Le pondré el pestillo a la puerta. –le doy una leve sonrisa.

—Esa es mi niña. –sentencia y se inclina para besar mi frente, mis dos mejillas y a pocos centímetros de besar mis labios lo empujo. Suelta una risita traviesa y sale de la habitación.

Por mi lado voy a cambiarme de ropa para poder bajar a visitar a mi amigo. Trataré de no mencionarle nada a Tae sobre lo que dijo Kook, no quiero hablar del tema y mucho menos quiero lidiar con las preguntas que sé él me hará.

Entré al sótano con la mejor sonrisa que pude esbozar, buscando con la mirada al chico de la sonrisa cuadrada, encontrándome inesperadamente el chico de la mirada rota. Kook está aquí, sentado a un lado de Tae. Ambos se percatan de mi presencia y se vuelven al mismo tiempo para verme.

¿Qué estará haciendo él aquí? Taehyung me dijo que lo visitaba, pero no pensé que fueran visitas tan... fraternales. Sus ojos no se despegan de mí ni un segundo, y pareciera que quisiese decirme algo o que yo le diga.

—Hey, p-peleona... ¿Qué cuentas? –habla Tae para romper la tensión que empezaba a espesarse cada vez más.

—No mucho. –murmuro desviando la mirada del tercero en la habitación.

Y entonces me enamoré (JEON JUNGKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora