Capítulo 25

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Todo se ha vuelto una grandísima mierda. El estado de salud de Tae, la actitud molesta de Jungkook y su absurda insistencia con el perdón, y ahora se le suma el regreso de Jennie y su mensaje subliminal para que hable con ella. ¿Qué demonios está ocurriendo en los territorios enemigos? ¿Ha sido eso la razón por la que tardaron tanto en regresar? ¿Por esto fue que Jungkook ha estado ausente últimamente?

¿Por qué te importa?

Porque no le encuentro otra razón al porqué Jennie vino a hablarme secretamente de eso. Los pies me pican por ir directo a la oficina de Jungkook, donde sé que está el susodicho con su jefe y Jennie, pero mi lado cuerdo me dice que solo me meteré más en asuntos peligrosos de los cuales me costará salir.

Si es que ya no estas metida en uno...

Arrastro mi cabello hacia atrás en un gesto cansado, ya había permanecido demasiado tiempo en la cama sin pescar el sueño, y era tarde. Jungkook sigue reunido con Kim Namjoon y Jennie en su oficina, han pasado toda la tarde allí metidos. La tentación me consume por completo, no dejándome pensar con claridad y tomando el control de mis movimientos.

Parpadeo una vez y ya me encuentro en la puerta de mi habitación, parpadeo nuevamente mirándome en el pasillo que da a la oficina, parpadeo una tercera vez y ya me encuentro pegada a la puerta. Mi corazón se acelera cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo, y sé que más tarde me reprenderé por ello, pero ya no hay vuelta atrás.

Las voces se hacen más claras una vez controlo mi respiración, algunas frases inconexas, pero igual seguí oyendo.

—¿Por qué no mejor me dejan es paz? –gruñe Jungkook en un tono que lo imaginé harto, luego se carcajeó de modo sarcástico–. En serio. Siento que se hayan tenido que enfrentar con ese imbécil, pero prefiero mantenerme fuera de este lío.

—¿Es que no me estás oyendo? –habla esta vez el jefe Kim, igual de cansado–. Debes hacerlo. Este sujeto nunca ha dado la cara, siempre ha sido Park, pero cuando fuimos a entrega la mercancía nos intersectó personalmente él...

—Ya sé. ¡Ya lo dijiste! –se exalta Kook, haciéndome brincar en mi lugar. No estaba entendiendo nada–. El mundo es un maldito pañuelo. ¿Cómo es posible que ese imbécil conozca justamente a mi mujer?

Mi corazón brinca al oírle decir aquello. Es obvio que soy yo. Pero lo que más me alarmó fue la mención de un hombre el cual me conoce y no tengo la menor idea de quien se trate, porque ellos se han encargado descaradamente de no decir su nombre.

—Dijo que esperaría tu decisión, Jeon –dice de nuevo Nam–. ¿Qué harás? Sabes lo que es mejor. Él dijo que no le haría daño. Que era muy importante para él.

—¡Y una mierda! –Se escucha un fuerte golpe–. No le entregaré a Karly y es mi última palabra.

Mi garganta se seca de golpe y el suelo bajo mis pies se tambaleó por un segundo. No había otra cosa más que entender, solo eso era suficiente para comprender una cosa. Están hablando de entregarme a un jefe, el cual hasta el mismo Kim Namjoon teme.

—¡Entonces vendrá y nos matará a todos para conseguirla! –grita el jefe Kim.

—Pues que venga –declara Jungkook con una frialdad que me hiela los huesos–. Pero sobre mi maldito cadáver se la llevará.

Entonces a sus palabras le sigue unos pasos, dándome a entender que viene en camino a la puerta. Me costó espabilarme y correr a un escondite cercano, pero al final lo hice, ocultándome dentro de la siguiente puerta que le sigue a la oficina, la cual es un baño.

No me toma mucho tiempo procesar todo y verme en total peligro. Mis piernas dejaron de pertenecerme, haciendo que cayese al suelo, y me derrumbé en pedazos. Traté en la medida de lo posible llorar en silencio, gritar para mis adentros.

Y entonces me enamoré (JEON JUNGKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora