-Te lo advertí Inko, ya sabes lo que va a pasar- el pequeño niño no sabía a que se refería su padre, miró a su madre estaba llorando, ¿porque lloraba?, ¿porque estaba triste?
El hombre comenzó a caminar hacia el niño, este último no podía moverse, quería correr pero sus piernas no le respondían, se agacho pensando que este le haría daño, pero no lo hizo, solo siguió su camino hacia arriba, con una mirada sombría en su rostro, la mujer seguía llorando en la cocina, ella no podía hacer nada, todo estaba decidido, se escucho una puerta abrirse, luego la del armario, ahora se escucho el hombre bajando las escaleras, bajo con una maleta en mano, camino hacia la puerta pero antes de salir hablo-me voy, no quiero estar cerca del fenómeno de alla- señaló al niño, que seguía sin moverse-tu te harás cargo de el, yo no, ni se te ocurra buscarme porque no me encontrarás, me iré al extranjero, durante un viaje de negocios conocí a otra mujer, y ella está esperando un hijo, se que ella me dará lo que quiero, un hijo alfa- las palabras "fenómeno" y "alfa" resonaban en la cabeza del pequeño.
La mujer se retorcía del dolor, la marca comenzaba a doler-hasta nunca- el hombre camino hacia la puerta la abrió y finalmente dejó aquella casa que una vez llamó hogar, pero ahora ya no lo haría nunca más.
Dentro de la casa, todo estaba en completo en silencio, la mujer contenía sus lágrimas del dolor que le ocasionaba la marca que comenzaba a desaparecer, podía sentir como esta quemaba hasta lo mas profundo de su ser.
Por otro lado teníamos al pequeño niño que aun estaba paralizado, su padre lo había abandonado, por el simple hecho de ser omega y aún peor, no había nacido con un don, y a pesar de todo lo que le dijo, el niño no soltaba ninguna lágrima, no sentía dolor por la partida de su padre, o mejor dicho de ese señor.
Apretó sus puños y cambio su semblante a uno más serio, estaba decidido, el haría la promesa de proteger a su madre, cuidarla y ayudarla en lo más que pudiera y también se haría más fuerte, por el bien de su amada madre.
Dirigió su mirada a su progenitora, camino hacia ella, veía como esta temblaba y retorcía del dolor, sabía lo que le estaba haciendo la marca, ya cerca de ella la abrazo, ella le correspondió el abrazo y finalmente rompió en llanto, la partida del Alfa que tanto amaba y el dolor de la marca, la hicieron llorar a mares.
Así estuvieron hasta que ella se calmo, ambos se separaron y se miraron, sonrieron, no dejarían que eso los deprimiera, tenían que salir adelante, juntos.
Salieron de la cocina y subieron las escaleras, tomados de la mano, caminaron por el pasillo y llegaron hasta el fondo, donde estaba la habitación de su madre, si ahora solo era su habitacion, aún tenía el olor del Alfa pero pronto se iría, su madre se cambió de ropa a una más cómoda.
Mientras el pequeño niño se encontraba sentado sobre la cama, viendo sus piececitos, veía como se movían de atrás hacia delante, sintió como su madre a su lado se sentaba-vamos a dormir pequeño, mañana será otro día- esta sonrió, y abrazo a su hijo para acostarse, se metieron entre las sabanas y apagaron la pequeña lámpara de noche que estaba sobre el buro, se abrazaron aún más fuerte-descansa mamá- ella respondió-descansa mi pequeño- y así ambos cayeron en los brazos de morfeo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
