Estrella

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Dentro de un avión, que había salido de San Francisco y que tenía por destino Japón, se encontraba un muy malhumorado rubio ceniza, a su madre se le dio por regresar a su país de origen, estaba realmente emocionada, ya que, volvería a ver a su mejor amiga de toda la vida una tal Inko.

Según lo que le platico su madre, se conocieron gracias a una leche en polvo, que es extraño a su parecer, también le dijo que tiene un hijo, pero no sabe si sea Alfa, Omega o Beta, tampoco sabe su nombre.

La mujer no dio muchos detalles acerca de él, cuando hablaron por teléfono, tal vez llegando lo conocería, pues al parecer se inscribirá en la misma Preparatoria, la más prestigiosa de todo Japón.

Esperaba que estuviera a su nivel junto con todos los estudiantes que estaban ahí a lo que el sabia la escuela era de Alfas pero uno que otro Omega lograba entrar solo era suerte.

Ahora solo podía mirar por la ventana, las esponjosas nubes color blancas, el cielo, color azul, le brindaba tanta paz, observar tan hermoso paisaje, saco su teléfono, que tenía dentro del bolsillo de su pantalón y tomo una foto.

No supo en qué momento, pero se quedó dormido, estaba soñando, todo estaba en blanco, miró para todos lados, pero nada, comenzó a caminar, se escuchaba el eco de los pasos, sentía que no avanzaba, todo seguía igual que cuando comenzó su caminar.

En eso sus fosas nasales percibieron un delicioso olor, era vainilla, aunque lo suyo no era lo dulce, este era distinto, se sentía tan atraído a él, siguió el aroma, con la esperanza de encontrar a la persona que desprendía tan atrayente olor.

-omega- dijo Katsuki al ver a lo lejos, una persona parada, al parecer perdida, esta última miraba para todos lados, en busca de alguna pista sobre su paradero, hasta que al parecer algo llamo su atención, se giro a donde estaba Katsuki-Alfa-

Abrió los ojos de golpe, incluso su madre y padre se asustaron, ya que su cuerpo salto un poco, tardo en reaccionar pero, ¿que carajos había soñado? ¿Quien era el chico de su sueño? ¿Un Omega?

-Abrochen sus cinturones, estamos q punto de aterrizar- aviso una mujer, el cenizo hizo lo que indicó y solo espero a que el avión tocaba tierra.

Señor no soy tu mejor guerrero, pensó el rubio mientras caminaba por el aeropuerto, al parecer se le habían entumecido los pies de tanto estar sentado y le contaba caminar. Sobre su cabello tenía unos lentes oscuros, mientras que vestía un abrigo ligero color beige, una camisa totalmente blanca, unos pantalones oscuros y roto de ciertas partes y por último unos convers del mismo color de sus pantalones.

A su parecer iba bien vestido, pero para su madre parecía un vándalo, que va a saber ella de moda, se dijo para si mismo el rubio, mientras tomaba sus maletas, una color negro y la otra color verde oscuro.

-vieja pues ¿cuantas maletas trajiste?- una maleta la llevaba su padre, junto con otra pequeña que era de él, la rubia tenía una en cada lado, junto con otra que que aun estaba esperando, en su espalda llevaba una mochila, mientras que sobre su hombro llevaba una enorme bolsa.

Si que había exagerado, pero bueno quien era el para juzgarla.

Salieron del aeropuerto bastante cargados, fuera ya los esperaba una mujer con cabello color verde, alta, delgada y con unos ojos color esmeralda, bastante bonitos para Katsuki, esta última los esperaba con una enorme sonrisa.

La peliverde no tardo en correr abrazar a su querida amiga, entre sollozos le daba la bienvenida y la regañaba por no haberle dicho que se iba a Estados Unidos, pero eso fue hace tiempo y ya estaba de regreso, ahora ya no la dejaría ir, ella fue su apoyo cuando aquel hombre la abandono.

Pero no hablemos más sobre el.

Como pudieron meter tanta maleta en un carro tan pequeño, no lo se, Inko pensó que serían muy pocas la maletas las que trairian así que no se preocupo, pero se equivoco, parecía que no conocía a su mejor amiga, la opción sería dejar a Katsuki y Masaru, con dos de las maleta y llevarse todas las de la rubia, pero Mitsuki no quería eso-todo cave si lo sabes acomodar- dijo la ceniza bastante decidida, se tardaron una media hora en acomodar todo, tuvieron que comprar una soga para amarrar una de las maleta arriba del pobre carro, dentro iba, pues, más o menos.

Ni Dios sabe como la rubia acomodo para que todo entrará en el carro, atrás iban las cuatro maletas de Mitsuki, como iban acomodadas, quien sabe, en los asientos traseros iban las dos maletas de Katsuki, a lado de ellas, el cenizo y su padre, y en el asiento del copiloto una muy alegre rubia, estaba orgullosa porque no tendrían que hacer dos viajes y manejando Inko, a veces se preguntaba como lo hacía posibles las cosas.

Nada es imposible, mientras tu creas eso no lograrás nada.

Una de las tantas frases de la rubia.

.

Finalmente llegaron al que sería sería hogar de los Bakugou, un casa de dos pisos color blanca, con un enorme jardín, con cuidado bajaron todas las maletas, la rubia sacó una llave de su bolso y la inserto en la perilla, la giro y la puerta se abrió, dejando ver el interior de la casa, todo estaba bastante limpio, claro Inko se encargo de eso, Mitsuki le pidió ese gran favor y Inko acepto gustosamente.

Del lado derecho se encontraba la sala de estar, del lado derecho, el comedor y la cocina, hasta el fondo se encntraba el baño, arriba estaba la habitación de Mitsuki y Masaru, a lado una habitación que usarían para cuando tuvieran visitas y por último la habitación del rubio, cada habitación tenía un baño propio, junto con un balcón, cada quien subió sus cosas y las acomodo un poco, para después bajar y descansar en la sala.

-Inko-la nombrada volteó-¿y el pequeño Izuku?- al rubio parecía que me crecía la oreja, quien era ese tal Izuku-El aun seguía en la escuela, cuando ustedes llegaron, así que vendrá una vez que salga, un de hecho, ya salio, tal vez pronto llegue- hablando del pecoso, se escucho el timbre de la puerta-llego, iré abrir- se paro Inko del sofá y fue hacia la puerta.

-Mamá, llegue, vine lo más rápido que pude- la mujer asintió felizmente y dejo que pasara su niño, este se quito los zapatos y paso-Hola Mitsuki-san- la mujer lo veía impresionada, había crecido tanto-Zuzu, como has crecido- ella no era la única impresionada cierto rubio lo veía, era precioso, lindo, hermoso, bellísimo y ese aroma a vainilla le recordaba el sueño que tuvo-oh cierto, te presento a mi hijo, mocoso párate y saluda- se levantó y quedó frente al peliverde, -ho-hola, soy Katsuki Bakugou y tengo 16 años- había tartamudeo, es enserió, la ceniza sonrió por la cara de idiota que tenía-es un placer, soy Izuku Midoriya y también tengo 16 años- parecía que brillaba con flores alrededor, sus pecas parecían estrellas, su sonrisa, era un regalo que el no merecía, su cuerpo, dios, cualquiera que lo viera pensaría que es beta, pero su delicioso aroma lo delata, parecía que entrenaba duro en lo que sea que el practicara pronto lo descubriría por que ese Omega era único.

Quería que estuviera siempre a su lado.

Quería que fuera suyo.

Quería fuera su Omega.

Apareció la estrella, osea Katsuki

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Apareció la estrella, osea Katsuki

¿Les va gustando?

Espero y si <3, no tengo mucho que decir, cuídense y muchas, enserió muchas gracias a las personitas que leen ♡

Me retiro, bye

𝑓𝑖𝑟𝑠𝑡 ℎ𝑒𝑎𝑡 • 𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆/𝑲𝒂𝒕𝒔𝒖𝒅𝒆𝒌𝒖   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora