Epilogo

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Hoseok estaba tomando una copa de champán y suspiraba contento

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Hoseok estaba tomando una copa de champán y suspiraba contento. El sol brillaba, la gente a la que más quería estaba con él en su jardín y el mundo era maravilloso.

¿O no? Otro vistazo alrededor le dijo que Yoongi había desaparecido. Frunció el ceño preguntándose dónde habría ido. No podía creer que se hubiera encerrado en el estudio precisamente ese día.

Dejó la copa sobre la mesa y cruzó el jardín para ir a buscarlo.

—Todo ha salido muy bien, querido—dijo Gyeong y Hoseok sonrió a su suegra.

—Afortunadamente. Creí que los dos se pondrían a llorar como locos.

—Tonterías. Los niños están demasiado bien educados para hacer eso. Y Yoongi estaba tan orgulloso que me han dado ganas de llorar, hasta el pequeño Jungkook los cuidaba como si fueran sus hermanitos—dijo Gyeong emocionada.

Hoseok lo estaba también.

—Los quiere mucho —replicó sencillamente y entonces supo dónde estaba su marido—. Perdona, Gyeong, tengo que entrar en casa un momento.

Dentro de la casa, subió las escaleras y se dirigió hacia la habitación de los niños, ahora decorada con los colores del arco iris. Se paró en la puerta con el corazón encogido por lo que vio.

Yoongi estaba de pie en la habitación con una mano en cada cuna, mirando a sus hijos. A la izquierda, Seokmin dormía tranquilamente, pero a la derecha GiSeok estaba tan quieto que por un segundo se preguntó si había dejado de respirar. Cuando oyó su respiración, se quedó tranquilo.

Aquélla era su familia y los tres eran preciosos para él. Yoongi y sus gemelos, que habían sido bautizados esa tarde. Era difícil creer que un año antes su matrimonio hubiera estado a punto de romperse.

—Sabía que te encontraría aquí —dijo suavemente acercándose a él.

Le pasó una mano por la cintura y el mayor lo atrajo hacia sí. Hoseok sintió que su corazón se ensanchaba cuando miró a sus hijos.

—No podía dejar de mirarlos —admitió Yoongi —. ¿Tú crees que saben cuánto los queremos?

—Si no lo saben, ya lo sabrán. Los vas a mimar mucho —bromeó el menor, rozando su mejilla contra su hombro.

—Y tú dejarás que hagan todo lo que quieran —contestó el mayor.

—Probablemente.

Yoongi suspiró y luego empezó a reírse suavemente.

—Sabes que van a hacer lo que quieran de nosotros, ¿verdad?

—Intentarán engañarnos haciéndose pasar el uno por el otro —confirmó Hoseok riendo sin remordimiento alguno por el recuerdo de que el menor había hecho lo mismo.

El amor de Yoongi había borrado sus sentimientos de culpa. El lazo entre ellos era ahora irrompible.

—Pero nosotros sí sabremos quién es quién.

—Pero no les vamos a decir por qué lo sabemos —dijo Hoseok pasándole los brazos por el cuello.

—Con un poco de suerte, no se enterarán y podremos controlarlos un poco.

—Eso es perverso, pero me gusta —susurró el menor coqueto.

—Ya me lo imaginaba. Tienes una vena perversa debajo de ese dulce exterior.

—Pero tú me quieres de todas maneras.

Yoongi inclinó la cabeza para rozar sus labios.

—Te amo tanto que no me puedo imaginar la vida sin ti. Gracias por todo.

—No se merecen en absoluto. 

Yoongi miró a sus hijos.

— ¿Tú crees que les importará que bese a mi doncel?

—No lo sé. Pero a mí sí me importará si no lo haces— Se miraron con todo el amor que sentían el uno por el otro.

—En ese caso, ven aquí —ordenó el mayor roncamente. Hoseok devolvió el beso y, en sus brazos, supo que por fin había encontrado su paraíso.

FIN

I like U ☆ sope. ⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora