Diferentes vidas, mismo camino

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Sentiste el sonido del monitor que leía tu ritmo cardíaco, abriste lentamente los ojos topándote con una habitación totalmente blanca, miraste tu muñeca y viste que estabas con un intravenoso de suero.

- puta madre -te quejaste y al ver tu bolso a un costado, sobre una mesita, intentaste tomarla.

- yo no me movería si fuera tú -sentiste esa voz tan particular y al dirigir tu mirada al frente viste al tipo de máscara negra.

- Sonreíste de lado- Creí que me salvó dios, pero en realidad fue el diablo

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- Sonreíste de lado- Creí que me salvó dios, pero en realidad fue el diablo. Según los rumores así comienzan a apodarte

- ¿Eres católica? -preguntó con curiosidad.

- reíste- ¿Me veo como alguien católica? -hubo un momento de silencio- ¿Por qué viniste?

- Sólo quise saber como estabas -se frunció de hombros- en parte fue mi culpa el disparo

- ¿Te sientes culpable? -alzaste una ceja.

Él sintió unas pisadas a la distancia, en el segundo piso, se dirigían a la habitación en la que te encontrabas.

- ya debo irme -advirtió yendo a la ventana.

- Bueno, supongo que te agradezco por la visita -te constó decirlo- Espero que aquellas idiotas hayan llegado sanas y salvas... o te patearé el trasero

- Estabas por morir y sólo te preocupaste por ellas. Ahora las llamas idiotas... ¿Tienes problemas?

- Que sea una persona diferente a las que has salvado no me hace tener problemas. Tu pregunta es demasiado estúpida -sonríes sin razón- ¿Acaso esperabas que llorara y te diera las gracias de rodillas?

- Viene una enfermera -hizo caso omiso a tu palabrerío.

- Bueno, seguiremos otro día con esto

Al instante en el que comenzó a abrirse la puerta el tipo del traje abandonó la habitación, sonreíste de lado, ignorando las preguntas de que si te encontrabas bien.

- ¿Podría alcanzarme mi bolso? -esquivaste la pregunta- Necesito hacer unas llamadas

- Claro señorita -te lo pasó- ¿Se encuentra bien? -solamente la miraste de reojo- Dentro de uno o dos días le daremos el alta

- ¿No puedo salir antes? -te miró sorprendida- tengo un par de cosas que hacer y no necesito estar en una mald... -te interrumpió.

- Hablaré con los doctores, pero lo dudo -dijo antes de salir de la habitación.

Suspiraste y agarraste el teléfono, primero llamaste a Sandra y le preguntaste si estaba bien, Matt no se había ido, estaba en la azotea del hospital escuchando todo lo que decías, había algo en ti que llamó su atención.

- ¿Hola, Kate? -preguntaste al cortar la llamada con Sandra y marcar el número de ella.

- Hola, ___. ¿Qué pasó? -preguntó.

Nuestra Ciudad (Matt Murdock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora