Capítulo 15

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XV

En una casa con fachada descuidada, que indicaba el abandono de la propiedad, se encontraba entrando un hombre intentando no ser visto. - ¿Tienes lo que te pedí? - preguntó un pelinaranja. - Así es señor, lamento informarle que los jóvenes se percataron de mi presencia y tuve que arrancar, sólo logré salvar la tarjeta de memoria de la cámara - indicó con temor el jóven. - ¡Eres un imbécil! Espero que no hayas dejado huellas que los traigan a nosotros - dijo con seriedad el hombre. - Lo sé, lo siento - intentó disculparse el incógnito. - Eso es todo por ahora, puedes retirarte - indicó el hombre, para caminar en dirección contraria al sujeto.

Una vez alejado, se subió al auto que había dejado escondido, tomó la computadora e insertó la tarjeta de memoria, para revisar su contenido. Con rapidez las imágenes comenzaron a aparecer en pantalla. ¿Cómo era posible que la gente normalizara esa aberración?. - Espera un poco más Shoyo, pronto te ayudaré a sanar tu mente de las estupideces que aprendiste con tu madre - dijo el sujeto, para luego tomar su teléfono y apretar el marcado rápido.

Kirin te estoy enviando unas imágenes por correo, necesito que investigues quien es el pelinegro que aparece en las fotos, quiero saber todo de él ¿entendido? - dijo para luego cortar la comunicación.

Luego de que Kageyama le contara a sus padres sobre lo ocurrido, la familia Hinata había comenzado a tener una escolta privada por precaución.

Hinata había vuelto con normalidad a clases y por supuesto se había reincorporado a las actividades del club. En un principio le costó seguir el ritmo de sus compañeros, pero poco a poco iba volviendo a ser el mismo. Por recomendación del terapeuta, todavía no podía saltar con normalidad, por lo que practicaba sólo recepciones y saques.

Sin darse cuenta, el tiempo pasó volando y el día del viaje a Tokio había llegado. Antes de viajar, Hinata se encontraba en el hospital recibiendo su última revisión con el terapeuta.

Felicitaciones Hinata-san estás recuperado casi en totalidad - indicó el terapeuta con felicidad. - Muchas gracias por su ayuda, quería saber si ya puedo saltar como antes - preguntó con ansiedad el menor. Si bien este tiempo practicando recepciones y saques lo habían hecho mejorar mucho, la especialidad de Shoyo eran sus remates, y no poder saltar a atacar una colocación de Kageyama lo tenía de los nervios.

Jajajaja es la pregunta de todas las revisiones. Esta vez la respuesta es si Hinata-san, los músculos de tus piernas y la movilidad de ellas ya está totalmente recuperada así que puedes volver a saltar. Recuerda que ha pasado tiempo desde que lo has hecho, así que es probable que no tengas la misma altura de salto de antes - indicó con paciencia el doctor. - Comprendo, muchas gracias por todo - dijo el menor inclinándose, para luego salir rápidamente del consultorio con dirección a la preparatoria. Estaba ansioso por viajar y jugar contra sus amigos, así que tomó el primer taxi que pasó para llegar más rápido.

¿Dónde está Hinata? - preguntó Suga. - Viene en camino, tenía su última revisión con el terapeuta antes de viajar - explicó Kageyama mientras observaba a su alrededor esperando ver algún indicio de su novio. En un abrir y cerrar de ojos, frente a ellos se estacionó un taxi y vieron descender al pequeño cuervo, - ¡Chicos, ya puedo volver a saltar! - gritaba mientras se acercaba al grupo. Su sonrisa contagió al resto del grupo que sabían lo importante que era esa autorización para Hinata. - Vaya, al fin el enano podrá volver a bloquear - dijo con ironía Tsukishima. - No te burles Tsukishima, he practicado mucho para volver y bloquear mejor que tú - dijo a modo de desafío Hinata.

Tsukishima sólo pudo sonreír. Luego del accidente y todo lo que pasó después, el de lentes había comenzado a tratar mejor al dúo raro de Karasuno.

Ya con todo el equipo reunido, los chicos emprendieron camino hacia el campamento de entrenamiento.

La mitad del equipo se fue durmiendo, por lo que no pudieron notar el auto que los seguía de cerca. - Ukai-san, un auto nos viene siguiendo desde que salimos - indicó con seriedad Takeda-sensei. - Tranquilo, continúe como si nada, llamaré a la policía para que nos encuentre en la próxima estación - dijo Ukai-sensei para sacar su teléfono y realizar la llamada. Takeda intentó seguir sin mostrar algún indicio de que se habían percatado de la situación, por lo que cuando vió la patrulla aparcada a un lado del camino respiró con tranquilidad.

Volver a vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora