Capítulo 19

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XIX

A pesar del impacto que sintió el pelinegro al ver la situación en la que estaba Hinata, no se dejó dominar por el miedo, y forzó a su cuerpo a avanzar. Alcanzó a dar unos pasos para adentrarse en la habitación cuando el sonido de la puerta cerrándose de golpe lo hizo ponerse en alerta.

Vaya, pero ¿a quién tenemos aquí? Kageyama Tobio, ¿o prefieres que te diga yerno? - dijo con burla el padre de Hinata mientras sostenía un arma apuntando a la cabeza de Tobio.

¿Sabes que la casa está llena de policías cierto? No podrás salir libre de esta - dijo Tobio con firmeza.
Yo no estaría tan seguro querido yerno, tú vas a ser mi tarjeta de salida. Muévete y comprueba si aún respira - dijo el padre de Shoyo mientras empujaba a Tobio hacia el menor.

Kageyama no dudó ni un momento en acercarse a corroborar si su novio aún respiraba, esa era su mayor preocupación y miedo. Que hubiera llegado demasiado tarde.

Un peso fue sacado de sus hombros al corroborar que aún tenía pulso, pero rápidamente decidió mentir para salvar al pelinaranja. Si su padre pensaba que estaba muerto, lo dejaría ahí y los policías podrían encontrarlo mientras él salía con el adulto.

Tomó una respiración profunda, y dió inicio a la actuación, - ¡HINATA DESPIERTA!, ¡¿QUE MIERDA HAZ HECHO?! MATASTE A TU PROPIO HIJO - gritó llorando el pelinegro.
Sólo era un estorbo, tú y él sólo son enfermos mentales al decir amar a otro hombre, puedes creer que le traje a la mejor prostituta, le mostré los placeres que una mujer puede entregarle a un hombre y este maldito ni siquiera pudo tener una erección - exclamó con asco el adulto.

Kageyama hervía de rabia, no podía comprender los niveles estratosféricos a los que podía llegar la estupidez humana. Mientras el padre de Hinata se acercaba a la venta para ver cómo estaba el panorama afuera, él aprovechó para abrazar el cuerpo de Shoyo contra su pecho. Con suavidad desató las amarras de sus manos y pies, para poder tenerlo en una posición más cómoda.

Sus muñecas y tobillos morados, los golpes por su cuerpo, la cortada en la mejilla, los rasguños en sus brazos, sólo hacían que su corazón doliera por ver la tortura a la que se vió expuesto su novio. Sus lágrimas comenzaron a descender como un caudal por su rostro, hasta caer sobre la cara de Hinata. Sólo quería salir de ahí con él y poder volver a su vida normal.

Ese momento especial se vió interrumpido cuando de un jalón de cabello, el padre de Hinata lo hizo levantarse del suelo. - Basta de cursilerias, deja a ese muerto en el suelo y vienes conmigo - dijo el hombre, mientras le arrebataba a Hinata de los brazos y lo tiraba al suelo.

Kageyama no tuvo tiempo de reaccionar cuando se vió siendo empujado hacia la salida de la habitación.

Solo bastó que se entreabriera un poco la puerta para que varios cañones de pistolas aparecieran frente a él.

¡Alto, no disparen es mi hijo! - gritó el padre de Kageyama apenas vió lo que sucedía. - Quiero que despejen la salida de inmediato si no quieren que este hijo de puta muera de un sólo disparo en la cabeza - dijo con seriedad el pelinaranja mayor.

La policía ante la situación, comenzó lentamente a movilizarse para despejar un pasillo para que el pelinaranja pasara. Si bien sabían que era probable que independientemente de lo que hicieran el hombre podía matar al adolescente sin dudar, prefirieron hacer lo que pedía, para disminuir esa posibilidad.

Kageyama apenas cruzó miradas con su padre, le indicó con sus ojos, que adentro algo había pasado, por lo que el pelinegro mayor, con un movimiento de cabeza, indicó que entraran rápidamente a ver que pasaba, mientras observaba a su hijo ser llevado abajo por ese hombre.
Una vez que estuvieron en la puerta de la casa, el resto de policías se ubicó en posición de defensa.

Sabía que sus posibilidades de salir con vida eran nulas. Fue inevitable que la sonrisa de Shoyo cruzara por su mente.

Que irónica es la vida.

No hace mucho tiempo se llevaban como el perro y el gato y ahora, no podía imaginar una vida donde no estuviera Shoyo presente, donde no pudiera ver más sus sonrisas, o sentir sus labios.

Aún quedaban tantas cosas por vivir juntos, que no pudo retener sus lágrimas por más tiempo.

No quería que todo terminara ahí.
Entre los gritos de la policía y del padre de Hinata, por el rabillo de su ojo pudo ver cómo un policía traía rápidamente el cuerpo de Hinata en brazos hacia una ambulancia.
Lo había salvado.

Por lo menos uno de ellos iba a poder seguir adelante.

Pero… En su vocabulario no existía la palabra derrota sin batalla, por lo que rápidamente analizó la situación para buscar una forma de salir.

La policía estaba en posición de ataque listos para disparar.

Shoyo estaba siendo atendido por una enfermera y al parecer estaba consciente.

Su madre estaba lejos con la madre de Shoyo observando todo mientras lloraban.

El padre de Hinata estaba distraído enfrascado en una discusión a gritos con la policía.

Y ese fue el momento en que una idea cruzó su mente. Tal vez sería en vano, tal vez iba a funcionar, pero no perdía nada con intentarlo.

Aguantando el asco que le producía lo que iba a hacer, se concentró en verificar que el padre de Hinata siguiera peleando con la policía sin prestarle atención, y lentamente guió su mano hacia la entrepierna del hombre, y con toda la fuerza que los años de entrenamiento le habían dado, apretó en ese lugar.

El hombre sorprendido por el dolor punzante en su entrepierna se vió obligado a llevar sus manos hacia el lugar, buscando disminuir el malestar, oportunidad que aprovechó Kageyama de correr rápidamente hacia donde estaba la policía.
¡MALDITO HIJO DE PERRA TE VOY A MATAR! gritó para ponerse rápidamente de pie y apuntar su pistola hacia Tobio.

Un disparo.

Un grito.

Más disparos.

Dos cuerpos cayendo.

¡SHOYO! - gritó Kageyama en shock al ver como el pequeño se había interpuesto entre la bala y él.

Kageyama se apresuró a atrapar el cuerpo del menor cuando vió que sus piernas no podían soportar su peso.
¿Por qué lo hiciste? - preguntó Kageyama mientras intentaba frenar la hemorragia en lo que venían los paramédicos. ¡Rápido por favor, necesito ayuda! - gritó lleno de desesperación.

Una mano se posó en su mejilla haciendo que toda su atención estuviera en la persona que estaba entre sus brazos.

Tienes que ser el colocador de la selección, promételo - dijo en un susurro Hinata mientras miraba con amor a Tobio. - Estaremos juntos ahí, tienes que resistir, te amo Shoyo no podré vivir sin ti - dijo llorando con desesperación Kageyama.

Ninguno de los dos sintió cuando los paramédicos llegaron a su lado, sólo Kageyama fue consciente de todo cuando le arrebataron a Hinata de los brazos para comenzar a atenderlo.
Intentó subir con él en la ambulancia, pero al ser menor de edad no lo dejaron hacerlo.

En medio de su dolor, había ignorado los gritos y llantos de sufrimiento de la madre de Hinata, quien subió apresuradamente a la ambulancia para ir con su hijo.

Tobio, ponte de pie, debemos ir a la comisaría y luego al hospital - dijo su padre mientras lo ayudaba a levantarse.

Al final, todo indicaba que la historia tendría un trágico final.

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¡Hola a todxs! Perdón por la demora pero el trabajo me consume totalmente.

Queda dos capítulos más y termina esta historia.

Quería contarle que estoy muy feliz porque mi otra historia Renga "Luz en la Oscuridad" ¡alcanzó el 1K!. Muchas gracias por apoyo.

Tengo otros proyectos en mente, y uno de ellos tiene que ver con los actores de la serie Cutie Pie.

¡Que tengan buena semana!

Volver a vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora