XII

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¡Actualización sorpresa!

Lamento la tardanza, me siento fatal no haber contestado comentarios, prometo hacerlo en este par de días, he tenido unas cuantas semanas ajetreadas; pero les aseguro cada voto y cada comentario que recibo en las notificaciones me hace mi día, se los agradezco demasiado.

Por eso quería subir este capítulo cuanto antes, también en conmemoración que ya casi ESTRENA LA NUEVA TEMPORADA!!! ¡ESTOY DEMASIADO EMOCIONADA!

En fin, espero les guste el capi de hoy, gracias a la maravillosa Ren por nunca desampararme~

En fin, espero les guste el capi de hoy, gracias a la maravillosa Ren por nunca desampararme~

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Nada podía detenerlo; nada ni nadie podía detenerlo. Tweek estaba seguro de que nada de lo que los religiosos realizaran podría hacer algo por mantener el fuerte que los protegía. Las luces de la cocina se apagaron con un golpe, venían por él. El aura que envolvía todo el edificio congelaba sus huesos y entumecía sus articulaciones.

Nadie podía sentirlo como él.

Porque, aunque los demonios pertenecieran a la misma estirpe, se les inculcaba desde su nacimiento temerles a sus superiores. Su necesidad de servir nacía por la costumbre de ser puestos en su lugar, pisoteados como los seres inferiores que eran. Nadie los respetaba, el respeto se ganaba por tu puesto, y este venía desde que eran creados.

Su disfraz de humano no funcionaba con los demás demonios, podían olerlo; en su sangre de diablillo.

Escuchó un crujido y al siguiente segundo cientos y cientos de aves negras comenzaron a invadir la habitación; halando su ropa, su piel, arrancándola en carne viva.

Sacó sus garras y comenzó a dar pelea, abriendo los vientres de los cuervos que podía; arrancando patas con sus colmillos. Fue su instinto de cazador, los pájaros eran los mensajeros del general, maldiciones con forma de secuaces; lo que ellos veían, el demonio que los había invocado veía también.

Así que sabía de su posición.

Corrió fuera de la cocina, alejándose de los cuervos; los demonios habían entrado, eso significaba que él podía salir. Por alguna razón las bendiciones habían sido rotas y si se quedaba en un solo lugar, sería presa más fácil aún.

Estaba por sacar sus alas cuando colisionó con otra figura oscura frente a él.

Tweek cayó sentado, aunque de inmediato sacó sus garras, listo para atacar a quien fuera.

No lo hizo cuando notó que se trataba del padre de gorro azul.

—¡Craig!

—¡Tweek!

—¡Han entrado, Craig! —informó, aunque el sacerdote ya lo supiera, él tenía que hacérselo saber—. Los demonios están aquí.

—Lo sé, lo sé —regresó—. Necesitamos ocultarnos en la enfermería —avisó—, proteger los heridos a toda costa.

Cántico de los Abandonados [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora