CAPÍTULO 2

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-Allora ignora, ¿accetti il ​​lavoro? -le preguntó el dueño de la empresa a mi mamá.

Después de hablar con mi madre de que aceptara el trabajo, ella con una sonrisa en la cara llamó a la empresa para avisarles. Ahora, estábamos hablando con el dueño de la empresa ya que él fue quien le habló la primera vez. Todavía estábamos en la sala. Ella estaba sentada en el sillón que está cerca de la chimenea. Tenía una cara de nervios. Y yo estaba sentada en el sillón que está cerca de la cocina. Estábamos frente a frente, mirándonos, cara a cara.

Como la llamada estaba en altavoz, escuché al dueño preguntándole a mi madre si aceptaba el trabajo. Se lo preguntó en italiano, obvio, porque vivimos en Italia, Lacio, Roma y supongo que mi madre le dio esa información antes.

En fin, mi madre al escucharlo, me miró. En su cara se veía que aún tenía duda de si aceptar o no, habíamos hablado de que no se preocupara por mí sobre este tema. Yo sabía que esto la ponía feliz, así que debía de aceptar.

Yo asentí con la cabeza para que le confirmara al dueño de que si quería el trabajo.

Así que mi madre hablo.

-Si, accetto il lavoro -le dijo.

-Eccellente. -le dijo a mi madre, con un suspiro de alivio. Debo de admitir que para hacer de San Francisco tiene un buen acento para hablar Italiano- Ti darò un giorno per preparare le tue cose, così potrai dire addio ai tuoi cari. -mi madre iba a decir algo pero el dueño siguio hablando- Non preoccuparti dei biglietti aerei, il mio assistente ti manderà un aereo privato. -y sin nada más que decir, cortó la llamada.

Un segundo, ¿Un día?

¿Solo nos dará un día para preparar todo?

Esta demente.

Cómo quiere que en un día estemos listas. Cómo le diré a mis amigos, cómo se lo diré a Abi que me mudare...

********

Les contaré una mini historia. Cuando tenía 5 años, estaba todavía en la guardería. Un día estábamos en receso. Todos los niños y niñas salieron acompañados con sus loncheritas para almorzar. Ese día había llegado con mi lonchera favorita. Adentro, traía un juguito de naranja, un sándwich y una manzana para acompañar.

Empezamos a comer todos, cuando de repente, un grupo de tres niñas -que ya conocía muy bien- se acercaron a mi mesa donde estaba sentada. No se por que, pero la líder de ese grupo tenia algo en contra mio, así que solo me tiró su comida encima. Todos se empezaron a reír de mí, y yo obviamente empecé a llorar.

Si, que vergüenza, pero era una niña ¿Qué esperaban? ¿Qué le jalara de los pelos y la arrastrara por el suelo?

No, no quería problemas.

Pero no todos seguimos las reglas, y lo digo porque después se acercó otra niña, donde ella si la jalo de los pelos. No solo a la líder, sino que también a las otras dos niñas que la acompañaban. Con voz "amenazante" les dijo aquellas tres niñas:

-Si vuelven a molestarla, les juro que romperé sus crayolas de colores con mis propias manos.

See, no era la mejor amenaza pero a las tres niñas si les pareció lo peor que les pudo haber dicho alguien. Desde ese día no solo las niñas dejaron de molestarme, sino que también conseguí a una nueva amiga. Todavía recuerdo nuestra conversación que tuvimos después:

-No debes dejar que te molesten así -me dijo.

-Lo sé, pero se me hace difícil -le dije, avergonzada.

-No te preocupes, desde hoy yo seré como tu ángel guardián que te protegerá toda tu vida -se sentó en la mesa donde estaba sentada- Soy Abigaíl Frattini, pero me puedes decirme Abi. -me dijo con una gran sonrisa.

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