A falta de Rei, Hidan.

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La partida de su mejor amiga fue difícil para Deidara, estaba solo todo el día, excepto cuando le asignaban misiones y debía salir con Sasori, quien tampoco le entretenía mucho, era sabido lo poco que al titiritero le gustaba divertirse, para él la única diversión que existía era el trabajo que le dedicaba a sus marionetas.
Todo era tan aburrido, tanto que llegó a considerar desertar Akatsuki y huir sólo para disfrutar la persecución y salir de la rutina, pero ¿qué haría una vez fuera? ¿Buscar a Rei? No. Sería lo mismo, no cambiaría en nada el eterno aburrimiento que lo invadía.

- ¿Que ocurre, enano? - preguntó Hidan en un tono burlón al verlo recostado de cabeza en el sillón de la sala principal con la mirada perdida.

- Nada. - responde desinteresado. - Aquí nunca ocurre nada.

- Parece que alguien extraña a la pequeña Rei ¿huh? - ríe. - Bueno, quizás te ha llegado la hora de crecer. Ven conmigo.

- ¿Ah? - se inclina en el sillón y lo mira con una expresión que mezclaba confusión y risa.

- Que vengas conmigo. - insiste. - Ya se acabó tu etapa de jugar con niñitas y yo necesito un compañero. - dijo con seriedad.

- ¿Un compañero para qué? - preguntó mirando extrañado.

- Para ir al bar, por supuesto. - dice como si fuera lo más obvio del mundo. - Claro que no eres tan fuerte y guapo como yo pero descuida, con esa cara de niño bonito no creo que te vaya tan mal, hay chicas que les gusta eso.

- Preferiría podrirme del aburrimiento en este sillón antes de salir contigo a ver tus patéticos intentos por llamar la atención de chicas ebrias. - dice riendo.

- Vamos, enano. - insiste. - No temas a que te rechacen, no tienes que ligarte a nadie en tu primera noche, sólo ven a beber.

- Paso. - dijo poniéndose de pie. - Me voy a mi habitación.

Deidara comenzó a alejarse de Hidan, realmente no tenían intereses en común así que no le llamaba la atención en lo más mínimo acompañarlo en una de sus salidas, sabía que sólo se aburriría y probablemente terminaría enfadado, así que prefería quedarse en su cuarto.
Es justo en ese momento que Hidan decide jugar su última carta.

- Qué lastima. - suspira. - Justo tenía planeado visitar el pueblo Nara. Es noche de festival, ¿sabías? Los fuegos artificiales, la comida y los juegos atraen a muchas chicas lindas con sus mejores atuendos. - apenas mencionó fuegos artificiales Deidara se detuvo en seco, con una sonrisa victoriosa el entusiasta religioso lo miró. - ¿Qué ocurre, Deidara-chan? - se burla. - ¿Acaso has cambiado de opinión?

Deidara se voltea y lo mira de reojo. Sabía lo que Hidan quería hacer, pero estaba pensando muy seriamente si de verdad prefería quedarse en la guarida en vez de ir a ver fuegos artificiales. No le avergonzaba admitir que amaba los fuegos artificiales, pero prefería mantenerlo como secreto porque al parecer no todos sentían la misma emoción cuando de este tipo de espectáculo se trataba, y Deidara odiaba que se rieran de el. Sólo Rei e Hidan lo sabían porque lo confesó ebrio la primera y última vez que bebió con su compañero. A decir verdad aún no entendía por qué se reían tanto, la pirotecnia era genial. - ¿Fuertes explosiones combinadas con brillantes destellos de colores por todo el cielo? ¡Por qué no amarían algo así de genial! - pensaba Deidara. Todos estaban locos si no compartían ese sentimiento.

- ¿Entonces? - insiste Hidan. - Vamos, enano, tu secreto está a salvo conmigo.

- ¡No es un secreto! ¡Los fuegos artificiales son geniales! - grita entre enfadado y emocionado. - Claro que iré, pero no iré contigo. Y apenas termine el espectáculo regresaré a la guarida. - aclara antes de que Hidan se hiciera ideas.

deidara › not so sweet ♡ lemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora