ASLAN ABRE UNA PUERTA EN EL AIRE
En cuanto vieron al león, las mejillas de los soldados telmarinos adquirieron un color ceniciento, las rodillas empezaron a temblarles y muchos cayeron de bruces al suelo.
No creían en leones y aquello aumentaba aún más su miedo. Incluso los enanos rojos, que sabían que venía como amigo, se quedaron boquiabiertos y fueron incapaces de hablar.
Algunos de los enanos negros, que habían estado de parte de Nikabrik, empezaron a alejarse disimuladamente.
Pero todas las Bestias Parlantes rodearon al león, entre ronroneos, gruñidos, chillidos y relinchos de satisfacción, haciéndole fiestas con la cola, restregándose contra él, acariciándolo respetuosamente con el hocico y paseando de un lado a otro bajo su cuerpo y entre sus patas.
Si alguna vez has contemplado a un gatito haciéndole carantoñas a un perro enorme al que quiere y en quien confía, podrás hacerte una buena idea de cómo se comportaban. Entonces Peter, conduciendo a los azabache, se abrió paso por entre la multitud de animales.
—Éste es Caspian y Aria, mi señor —presentó.
Y los hermanos se arrodillaron y besaron la pata del león.
—Bienvenidos, príncipes —saludó Aslan—. ¿Sean consideras capaz de tomar posesión del trono de Narnia?
—No… no sé si lo somos —respondió Aria—. Solo somos unos niños.
—Estupendo —respondió Aslan—. Si te hubieras sentido capaz, ello habría sido prueba de que no lo eras. Por lo tanto, bajo nuestro mando y el del Sumo Monarca, serán Reyes de Narnia, Señor de Cair Paravel y Emperador de las Islas Solitarias y Reina de Narnia, Señora de Cair Paravel y Emperatriz de las Islas Solitarias. Lo serán ustedes y lo serán sus herederos mientras dure tu estirpe. Y su coronación… pero ¿qué tenemos aquí?
Se interrumpió al ver acercarse en aquel momento a una pequeña y curiosa procesión; once ratones, seis de los cuales transportaban algo sobre una camilla hecha de ramas, una camilla que no era mayor que un atlas grande. Nunca se habían visto unos ratones más desconsolados que aquéllos.
Estaban manchados de barro —algunos también de sangre— y tenían las orejas gachas y los bigotes caídos. Sus colas arrastraban por la hierba y su cabecilla entonaba con su flauta una triste melodía.
En la camilla yacía lo que no parecía más que un montón de piel mojada; todo lo que quedaba de Reepicheep. Respiraba todavía, pero estaba más muerto que vivo, cubierto de innumerables heridas, con una pata aplastada y, en el lugar que había ocupado la cola, un muñón vendado.
—Ahora te toca a ti, Lucy —indicó Aslan.
La niña sacó su botella de diamante al momento. A pesar de que sólo se necesitaba una gota para cada una de las heridas del ratón, éstas eran tantas que se produjo un largo e inquieto silencio hasta que hubo terminado y el ratón abandonó la camilla de un salto. La mano del roedor salió disparada hacia la empuñadura de su espada, mientras que con la otra se retorcía los bigotes.
—¡Se os saluda, Aslan! —dijo con voz aguda—. Tengo el honor de… —Entonces se interrumpió bruscamente.
Lo cierto era que seguía sin tener cola; ya fuera porque Lucy la había olvidado o porque su licor, aunque capaz de curar heridas, no podía hacer crecer cosas.
Reepicheep se dio cuenta de su pérdida al efectuar la reverencia; tal vez porque alteró en cierto modo su equilibrio. Miró por encima del hombro derecho, y al no conseguir ver la cola, estiró aún más el cuello hasta que se vio obligado a girar los hombros y todo el cuerpo siguió el movimiento.
![](https://img.wattpad.com/cover/299329568-288-k121079.jpg)
ESTÁS LEYENDO
1. 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘀𝗼𝗺𝗼𝘀. 𝖾𝖽𝗆𝗎𝗇𝖽 𝗉𝖾𝗏𝖾𝗇𝗌𝗂𝖾 ✓
Fanfiction[TERMINADA] La princesa Mariam huye del aquel lugar que alguna vez se atrevió a llamar hogar, ahora va en busca de los narnianos junto a su hermano El futuro rey Caspian, pero a lo largo de está travesía se ven involucrados en muchas batallas por su...