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EL SUMO MONARCA TOMA EL MANDO

—Bien —dijo Peter, cuando terminaron de comer—, Aslan y las chicas, es decir la reina Susan y la reina Lucy, Caspian y Aria, están cerca de aquí. No sabemos cuándo actuará él. Cuando él lo considere oportuno, sin duda, no nosotros. Mientras tanto le gustaría que hiciéramos lo que nos fuera posible por nuestra propia cuenta. Según ustedes, Aria y Caspian, no tenemos un ejército lo bastante poderoso para enfrentarnos a Miraz en una batalla campal.

—Eso me temo, Sumo Monarca —respondió Caspian.

Cada vez le caía mejor Peter, pero se sentía un tanto cohibido. Le resultaba más extraño a él encontrarse con los grandes reyes de las viejas historias que a ellos encontrarse con él.

En cambió la azabache no se limitaba a ver una que otra vez al pecoso, pues le había llamado la atención aquel joven, cuando lo miraba el repentinamente la miraba de igual manera.

—Muy bien, pues —declaró Peter—, le enviaré un desafío para un combate cuerpo a cuerpo.

A nadie se le había ocurrido aquella posibilidad.

—Por favor —dijo Aria—, ¿no podría ser uno de nosotros? Quieremos vengar a nuestros padre.

—Estas herida —contestó Edmund —. Quiero decir que tú estás herida y no creo que puedas ser capas de hacer eso.

—Esta insinuando que no puedo usar mi espada por no ser capas —el rostro de Aria se comenzó a fruncir, haciendo que Caspian mirara a su hermana con cierto temor.

—Y además, ¿no se reiría de un desafío? Quiero decir, nosotros hemos comprobado que son un rey y una reina, además de ser unos guerreros, pero él los considera unos niños —intervino Peter al sentir que el ambiente se tensaba.

—Pero, señor —intervino el tejón, que estaba sentado muy cerca de Peter y no apartaba los ojos de él ni un segundo—. ¿Aceptará un desafío que provenga de usted? Sabe que posee el ejército más poderoso.

—Es muy probable que no lo haga, pero siempre existe la posibilidad de que acepte. E incluso aunque no lo haga, pasaremos la mayor parte del día enviando heraldos de un lado a otro y todo eso. Para entonces tal vez Aslan haya hecho algo. Y al menos podré inspeccionar el ejército y reforzar la posición. Enviaré el desafío. Es más, lo escribiré ahora mismo. ¿Tiene pluma y tinta, maese doctor?

—Un hombre de letras jamás anda por ahí sin ellas, Majestad —respondió el doctor Cornelius.

—Magnífico, empezaré a dictar —dijo Peter.

Mientras el doctor extendía un pergamino y abría su tintero de cuerno y afilaba la pluma, Peter se recostó hacia atrás con los ojos medio cerrados y rememoró la lengua en la que había redactado tales cosas mucho tiempo atrás durante la era dorada de Narnia.

—Bien —dijo por fin—. Y ahora, ¿está listo, doctor?

El doctor Cornelius humedeció la pluma y aguardó, y Peter dictó como sigue:

Peter, por el don de Aslan, por elección, por prescripción y por conquista, Sumo Monarca sobre todos los reyes de Narnia, Emperador de las Islas Solitarias y Señor de Cair Paravel, Caballero de la muy Noble Orden del León, a Miraz, hijo de Caspian VIII, en un tiempo Lord Protector de Narnia y que ahora se llama a sí mismo rey de Narnia, saludos. ¿Lo has apuntado bien?

—Narnia, coma, saludos —murmuró el doctor—. Sí, señor.

—Entonces empieza un nuevo párrafo —indicó Peter—. Para impedir el derramamiento de sangre, y para el soslayamiento de todos los demás inconvenientes que puedan surgir de las guerras que tienen lugar en nuestro reino de Narnia, tenemos el placer de aventurar nuestra real persona en nombre de nuestros leales y queridos a la princesa Aria y al príncipe Caspian en limpio combate para demostrar sobre el cuerpo de Su Señoría que dicho Caspian es rey legítimo de Narnia tanto por nuestro obsequio como por las leyes de los telmarinos, y que Su Señoría es culpable doblemente de traición tanto por denegar el dominio de Narnia a dicho Aria y a Caspian como por el muy abomminable, no olvide escribirlo con dos emes, doctor, sanguinario, y antinatural asesinato de vuestro bondadoso señor y hermano el llamado rey Caspian IX. Por lo cual muy gustosamente provocamos, desafiamos y retamos a Su Señoría a dicho combate y monomaquia, y enviamos esta misiva de la mano de nuestro muy amado y real hermano Edmund, antiguo monarca bajo nuestro reinado en Narnia, Duque del Erial del Farol y Conde del Linde Occidental, caballero de la Noble Orden de la Mesa, a quien hemos otorgado completos poderes para fijar con Su Señoría todas las condiciones del susodicho combate. Fechado en nuestros aposentos del Altozano de Aslan este día duodécimo del mes de la Bóveda Verde del primer año de Caspian X de Narnia.

1. 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘀𝗼𝗺𝗼𝘀. 𝖾𝖽𝗆𝗎𝗇𝖽 𝗉𝖾𝗏𝖾𝗇𝗌𝗂𝖾 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora