Shamyra creció entre plebeyos a pesar de tener uno de los títulos nobiliarios más altos del Reino, se enamoró de un huérfano de una aldea remota a pesar de ser la Princesa Heredera y su antecesor se niega a bendecir dicha relación, pero ese no será...
Los siguientes seis meses pasaron, Shamyra enviaba cartas siempre que podía a Hage junto a algunas provisiones, no enviaba cosas de mucho valor pues sabía que el Padre los rechazaría, como la última vez que lo intentó a los nueve años. Les llevó una bolsa con miles de monedas de oro, ropa fina y elegante, camas nuevas e incluso quiso demoler la capilla y construir una nueva.
— est-esto es... — la hermana estaba sin palabras
—¡demasiado! — dijo el Padre — sabemos que eres una princesa Shamyra, pero no debes gastar demasiado en nosotros, el Rey se dará cuenta de lo mucho que gastas
— no lo hará, esto lo compré con mi propio dinero, y no gasté demasiado, creo...¡que solo es el 1%! — eso dejó aún más sorprendidos a los mayores
—no, no, no, no, no, no podemos aceptar tanto
— pero al menos quédense con algo
Volviendo a la actualidad, el tiempo había pasado y el día del Examen de Caballería llegó, Yuno y Asta ya se encontraban en el capital, esperando para ser registrados. Por parte de Shamyra, estaba por salir de casa.
— ¿Seguro que no vendrás papá? Puede que encuentres magia interesante en el examen
— Estoy demasiado ocupado para ir, mucho trabajo — dijo el rubio giñando un ojo — además irá mi preciosa hija en mi lugar
— Si, bueno no es como si tuviera otra opción — ella soltó un suspiro — buena suerte con tus serpientes moradas papá
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— Y tú mantente al lado de William, no hagas travesuras
— No soy una niña — el mayor la miró con duda
Sabía lo inquieta y aventurera que era su hija, sin importar los años que pasarán ese lado de Shamyra aun permanecía con ella.
Al ver la expresión de su padre levantó la mano derecha a la altura del corazón y dijo
— prometo que Shamyra no se separara del lado de Sir William en todo el examen
Y así, la joven muchacha, portando un vestido de gala de tonos rosados pastel, salió del castillo del Rey Mago donde ya le esperaba un carruaje y al lado de el la persona que la escoltaría no era nadie más que el capitán de la mejor orden de caballería, William Vangeance. Y también su mejor amiga, Erika, quien iba para ayudar a la hija del Rey Mago.
— Espero recuerdes todo el discurso Shamyra, es tu primera aparición desde que volviste al Reino
— Lo memoricé, estuve toda la semana con lo mismo Sir William
— Y eso se lo puedo asegurar yo capitán, no dejé que Shamy se alegara del pergamino ni por un minuto —comentó Erika
— Eres una buena chica — el mayor acarició suavemente la cabeza de la albina como lo hacía desde el día que la conoció, un gesto que prácticamente ya era costumbre entre ellos
