▷ Compañeros

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Ya estaba amaneciendo.

Un leve tintineo de unos cascabeles se podía escuchar cada vez más cerca de la sala de descanso dentro de la guardería en la gran pizzería. Desde la ventana se podía observar cómo un bufón se asomaba, parecía sonreír mientras observaba a los pequeños niños que dormían dentro de la gran habitación. El crujir de la puerta abriéndose lentamente y enseguida un suave 'click' dando a entender que había sido cerrada nuevamente, el sonido de unos suaves pasos acercándose más y más hasta que se detuvieron tan cerca del otro bufón que descansaba dentro de la habitación, al parecer en una posición bastante incómoda ya que estaba sentado, y seguramente lo estuvo durante el transcurso de toda la noche, sus brazos estaban cruzados y su cabeza estaba inclinada hacia a adelante ya que no había otra manera de reposar esta.

— Buenos días, dormilón.

El bufón rubio había entrado repentinamente a la habitación y ahora mismo se encontraba frente a su compañero, mostraba una gran sonrisa, solamente se había ido a dormir y ya estaba como nuevo, ¿cómo es que siempre andaba con ánimos?

Moon gruño al saber que aquel saludo iba dirigido a él, a veces detestaba tener el sueño ligero, abrió lentamente los ojos y levantó la cabeza mirando a su compañero frente a él, apenas podía diferenciar su silueta ya que la luz que llegaba por fuera de la habitación no era suficiente para poder ver con claridad su rostro y aún no quería despertar a los niños prendiendo la luz dentro de la habitación.

— ¿Cómo dormiste, Moon?

— Como la mierda.

Un pequeño jadeo proveniente del solecito ante las palabras tan bruscas de su compañero,  rápidamente volteó a ver en dirección a las camas en dónde descansaban los pequeños niños que estaban bajo sus cuidados y suspira aliviado ya que todos seguían descansando, o eso parecía, le da un leve golpe en el hombro a la Luna lo que causó que nuevamente gruñera.

— No uses ese vocabulario frente a los niños.

— Están dormidos, no seas tan paranoico.

— ¿cómo estás tan seguro de eso? — Dijo en un leve tono molesto, aunque rápidamente cambió su forma de hablar, no quería empezar una pequeña pelea por algo tan absurdo como eso. — Ayer eras más amable.

— Bueno, digamos que no estoy de humor, no dormí de la mejor manera.

— Puedo ver eso, ¿necesitas un masaje en la espalda? Soy bueno en eso.

— Paso.

Antes de que pudiera hablar nuevamente insistiendo en poder darle un masaje, el joven de ojos rojos se había levantado y se estiró, no tardó en quejarse por el punzante dolor que tenía tanto en su espalda como en su cuello. No iba a aguantar estar durmiendo de esa manera más de una semana o terminaría con un gran problema en su espalda.

— ¿Todo bien?

— Sí, dentro de poco estaré como nuevo.

— Aún tienes tiempo para descansar, yo me encargare de los niños, de todos modos en cualquier momento empieza mi turno para hacerme cargo de ellos.

La Luna negó con la cabeza, cuidar de un par de niños no era nada fácil cuando solo era una persona, en cambio sí se repartían el trabajo sería mucho más fácil de cumplir con su deber de cuidar a los pequeños demonios.

— No necesito des-.

— Moon, no fue una pregunta, te estoy pidiendo que descanses, ¿sí?

— Pero-.

— Nada de peros, he cuidado a estos niños yo solito en varias ocasiones, además estoy seguro de que quieres quitarte la pintura de la cara y darte un relajante baño.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora