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Han Jisung era un chico muy normal de diecinueve años, el hijo menor de una familia muy religiosa de clase media. Todo en la vida de Jisung estaba bien, a excepción de sus padres y hermanos que lo rechazaron desde el momento en el que se declaró bisexual.

Los padres de Jisung no podían soportarlo, el tesoro de la familia, el más pequeño y adorado hijo tenía inclinaciones hacía el mismo sexo. Fue difícil para él, cuando tuvo el valor de decirlo, su padre le dio la golpiza de su vida, dejándolo casi en el hospital, su madre no se opuso, ni siquiera cuando su hijo estaba llorando porque no podía ni levantarse. Sus hermanos empezaron a molestarlo, bajando su autoestima constantemente, incluso le daban empujones o lo golpeaban ''accidentalmente''.

Vivía en una familia homofobica. Cada vez que habían reuniones no lo llevaban y lo obligaban a quedarse encerrado, era la deshonra de los Han, la oveja negra. Lo que no sabían es que Jisung aprovechaba cada vez que estaba solo para estar con su amor secreto del que nadie sospechaba, porque mientras sus padres pensaba que estar solo era un castigo para Jisung, el menor se entregaba en cuerpo y alma a su amado.

Un sábado por la noche, Han Jisung y Lee Minho se encontraban dormidos y abrazados bajo las cálidas sabanas del menor, ambos ligeramente sudados por el apasionado momento que tuvieron hace un rato del que solo ellos y su amor fue testigo. Pero no contaron con que la familia Han llegaría temprano de su cena con los miembros de la iglesia a la que asistían.

Todo pasó tan rápido, el señor Han entró bruscamente a la habitación en donde Jisung y Minho descansaban al encontrar un par de zapatos de no eran de nadie de la familia en la entrada de la casa. Jisung despertó de golpe, dejando descubierto su torso desnudo al igual que Minho, siendo muy obvio para todos lo que había pasado. La mujer de la familia se echó a llorar con decepción ante tal imagen, su pequeño hijo estaba en la misma cama con otro chico, alguien de su mismo sexo, algo que no estaba bien ante los ojos de Dios. Los hermanos Han trataban de consolar a su madre que no lloraba de tristeza, sino de decepción y enojo junto a una sensación de asco y desprecio.

El señor Han agarró con fuerza a Minho tan rápido se terminó de vestir, y lo sacó de su casa bajo la amenaza de que si lo veía cerca lo iba a moler a golpes. Jisung gritaba con desesperación, quería irse tras su amante, pero tan pronto terminó de vestirse frente a todo su familia, su padre lo golpeó de nuevo, pero esa vez fue mucho peor.

Un golpe. Dos golpes. Tres golpes. Diez golpes.

Más sangre manchaba el suelo, más golpes se marcaban en su cuerpo.

Al cabo de una media hora, su padre dejó de golpearlo, y con todas sus fuerzas hizo lo posible para levantarse hasta que lo logró, como pudo caminó hacía la puerta, debía ir tras Minho, sentía que ese día moriría, la perdida de sangre fue increíble, tanto que había empezado a marearse.

ㅡSi sales por esa puerta no serás mas parte de esta familiaㅡamenazó el señor Han con su voz duraㅡSi sales por esa puerta no seras nadie para nosotros y nos olvidaremos de ti. Aún estas a tiempo de recuperarte y ser normal, solo esta oportunidad te doy.

Jisung no respondió, simplemente salió de ese infierno sin siquiera pensarlo, hace mucho no se sentía parte de la familia, vivía únicamente por el amor de Lee Minho, sin él de seguro hubiera acabado con su propia vida hace mucho. Por eso no podía dejarlo ir, tenía que encontrarlo, decirle lo mucho que lo amaba, lo feliz que lo hacía.

Pero todo estaba en contra del pequeño Han Jisung, de un momento a otro todo se volvió negro a su alrededor.

Había dejado de existir en el mundo de los vivos.

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