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LOS PIES DE  Lucas Atreides se mecían con cierta hiperactividad mientras su mirada estaba fija en la ventana de aquel compartimiento, mordisqueando, como mala costumbre, sus labios hasta resquebrajarlos y sentir el sabor de su propia sangre. Su quinto año parecía ser algo tan incierto en ese momento, en el sentido de que no sabría que esperar que ocurrieran esos meses en Hogwarts.

Ya no sabría que esperar luego de tener bastante en claro que los tiempos que se avecinaban eran todo, menos algo que inspirara tranquilidad.

La muerte de Cedric Diggory el curso pasado era algo que había golpeado a todo el estudiantado, sin hacer diferencias entre casas, por el principal motivo del autor de aquel asesinato a sangre fría: Lord Voldemort, el Que-No-Debe-Ser-Nombrado. Lucas estaría mintiendo si dijera en voz alta que no temía, porque ni siquiera sus características de Gryffindor lo salvaban del profundo terror que sentía por la muerte, y por lo que significaba el regreso de aquel monstruo a la vida.

Aquel pensamiento fue lo más presente que tuvo en sus vacaciones, aunque también, sus pensamientos se vieron ocupados en cierta parte por aquel chico de anteojos, Harry Potter, uno de sus mejores amigos, aunque ni pensara en darle aquella categoría a Potter luego de darse cuenta que sus sentimientos hacia el chico no iban en aquella línea, sino que, tomaban un significado más profundo orientado al amor.

Amor. Estaba enamorado de Harry Potter. Se sentía como uno más del montón al estar enamorado del Niño-Que-Vivió, pero se mentalizaba constantemente de que él no era alguien más sin importancia, porque él sí poseía una historia bastante distinta al resto con Harry. 

El reloj en el andén 9 3/4 indicó las 11 a.m, en el preciso momento en que el tren comenzó a moverse, provocándole un suspiro mientras su cuerpo se encogía más en su posición, sintiendo algo de frío en ese momento. No sabía dónde se encontraban sus amigos, aunque probablemente, a ellos también le hubiesen tocado cumplir con los deberes de prefecto, o simplemente, deben estar vagando por allí. 

—Hey, Lucas. 

Los pensamientos del pelinegro se dispersaron completamente cuando pronunciaron su nombre, dejando que una sonrisa apareciera en su rostro, al punto de que los hoyuelos en sus mejillas aparecieron y sus ojos desaparecieran en una fina línea. Su corazón latía con cierto desenfreno, pero se obligó a sí mismo a regular su ritmo cardíaco cuando Harry James Potter terminó sentado junto a él, con sus hombros rozándose sin doble intención.

—Harry, ¿Qué tal el verano?—Aclaró su garganta, pasando una de sus manos por su cabello, acomodándolo mientras su mirada se dirigía al chico de ojos verdes—. ¿Hermione y Ron se dignaron a responder tus cartas?

No era un secreto que ambos chicos hubiesen estado todo el verano enviándose cartas bastante más de lo normal, y más cuando Potter parecía haber necesitado a alguien con quién hablar luego de que sus amigos parecieran haber desaparecido de la faz de la tierra; Y Lucas supuso que Harry sí había intercambiado alguna carta con aquel par al percatarse del cambio de actitud del ojiverde. 

—Ah, sí. Pronto te hablaré sobre ello, lo prometo.

Harry tomó una de las manos del chico con rasgos asiáticos, dando un suave apretón seguido de una caricia. Un suspiro suave de parte de Lucas fue lo único que se oyó en ese momento, y el silencio se hizo entre ellos, porque sus miradas se habían conectado y parecía eso bastar para que el zoológico se liberara en el estómago de Atreides, volviendo a mordisquear sus labios.

Se preguntó dentro de su cabeza, si era posible que solo fuera él quién se sentía de esa manera cuando ambos permanecían a solas. Si solo su tonto y débil corazón se aceleraba cuando la cercanía parecía ser mínima entre él y Harry, o era algo que también le ocurría al chico a su lado. 

 —Potter—Maldijo en su mente al dueño de aquella voz, mirando de soslayo hacia la puerta del compartimiento, al mismo tiempo en que dejaba de sentir calidez en sus manos, limitándose a esconderlas en los bolsillos de su sudadera—. Neville Longbottom está buscándote, está a unos cuantos compartimientos de aquí. 

—Oh... Hm... Bien—Harry parecía algo desconcertado, pero no lo demostró en demasía, volviendo a ver a Lucas—. Nos vemos en el castillo, Lucas.

Sus emociones pasaron por una especie de montaña rusa, hasta que se desinflaron como un globo, sintiendo su cuerpo derretirse en el asiento del compartimiento, mientras el chico que les había interrumpido ingresaba al lugar acompañado de una chica de cabello castaño, quien mantenía una maliciosa sonrisa en su rostro.

—¿Se besaron? Joder, la tensión sexual era demasiada.

Jade Harkonnen era alguien demasiado extrovertida, sin pelos en la lengua al decir cosas obvias o insinuar otras. Era bastante diferente a su hermano mellizo, Jake Harkonnen, quién había sido la persona que había interrumpido aquel íntimo momento para Harry y él. 

—Quizás podría haberme besado con Potter si Jake hubiese esperado unos cuantos minutos más.

—No lo creo, dijiste lo mismo el curso pasado, y lo único que ocurría era que escuchabas los monólogos de Potter acerca de lo desastrosa que era su vida, además de no haberse enamorado de Cho Chang y no del asiático correcto, es decir, tú—Contraatacó Jake, con una burlona sonrisa. 

—Gracias por dejarme claro que, probablemente, nunca le gustaré a Harry. Eres un gran amigo. 

Las risas se oyeron en el compartimiento cuando golpes amistosos y cosquillas fueron de un lado a otro entre aquel trío de amigos, el cual Lucas tenía la certeza de que permanecería junto hasta que los tres dieran el último respiro de sus vidas. 

Los mellizos Harkonnen y Lucas Atreides no se habían conocido hasta el segundo año en Hogwarts, luego de que los tres hubiesen sido petrificados por un amigable basilisco que alguna vez habitó en la escuela, y hubiesen iniciado una linda amistad durante el tiempo de recuperación luego de la despetrificación. Aquel año, Lucas también había aceptado que nunca estaría incluido en el círculo íntimo de amigos de Harry Potter como estaba incluido Ron Weasley o Hermione Granger, porque parecía que en cada trío de amigos, solo había un espacio para un hijo de Muggles, tal como ocurría con el trío de amigos al que él pertenecía. 

Eran tontas divagaciones que alguna vez se había hecho, pero ahora sabía que nunca podría haber mantenido una amistad con Harry como lo hacía Hermione y Ron, porque estaba jodidamente enamorado del chico de anteojos. 

BAGS ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora