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El tercer mes Wooyoung ya no usaba chaquetas.

San no conocía la razón, pero un día lo vió entrando a la tienda de tatuajes con solo sus pantalones holgados y una camiseta ancha con un logo que no reconoció. Le gustaba, sí, pues aquellas prendas le daban una imagen pequeña y adorable, pero aquella venda alrededor de su muñeca no le permitía admirarlo completamente.

Seguía hablando, seguía insistiendo, seguía ofreciéndole ayuda, y él ignoraba sus palabras como si fueran débiles soplos del viento.

—¡Wooyoung!—Saludó al verlo.

—Veo que estás solo.—Dijo con una sonrisa antes de besar sus labios delicadamente, casi como si temiera romperlo.

Thanxx Tattoos no estaba recibiendo demasiada clientela ese día, así que San había pasado su horario laboral buscando frases para conquistar en internet. Él no tenía el talento de Wooyoung para derretir corazones con un parpadeo.

—No ahora. Jamás podría sentirme solo si estoy contigo, Wooyoung.

Esperaba que funcionara, pero el pintor solo se rió de él mientras le estrujaba las mejillas.

—¿De qué libro has sacado eso, Sannie?—Se burló, aunque una pequeña parte de él había amado sus palabras.—Estoy seguro de que es la cita de algún libro popular. Howe jamás habría dicho algo así.

—Acepta que te encantó.

—No.

—Wooyoung.—Insistió con un puchero.

—Solo un poco, pero creo que el hecho de que seas mi novio tiene que ver con eso.

—Me conformaré con esa respuesta.

Y Wooyoung le tomó la mano con ternura, pero el tatuador no pudo evitar notar la venda en su muñeca. Siempre la notaba, le incomodaba, pero el pintor no le permitía hacer nada.

—¿Dónde está tu chaqueta, Wooyoung?

—En mi armario.—Respondió con normalidad. No le importaban sus propias heridas.—El mundo sufre, Sannie, y es por quienes lo hieren que tengo esta venda. Tanta gente que odio, tantas cosas que no puedo evitar... Quiero que las vean. Quiero que las personas que odio las vean, y tal vez así puedan entender el daño que hacen todos los días.

Intentó contener las lágrimas. Le dolía escucharlo.

—Por favor, Wooyoung. Déjame ayudarte. Existen otras alternativas, otras salidas, otras formas de expresar tu odio por esas personas.—Suplicó mientras le besaba los nudillos y lo miraba a los ojos. Quería que Wooyoung notara lo mucho que eso le dolía, pero él estaba cegado.—... Por favor.

—El mundo está sufriendo, Sannie. Si quieres ayudarme a mi entonces ayuda al mundo primero.

No quería sonar egoísta con sus siguientes frases, pero no pudo evitarlo. Él solo quería, con desesperación, que Wooyoung dejara de hacerse daño.

—Salvándote a tí salvaré al mundo.

—¿Por qué lo dices?—Preguntó el pintor con curiosidad.

—Porque tú eres mi mundo.

Wooyoung suspiró dolorosamente al escucharlo. Lo miró con ojos cristalizados, y esta simple acción dolía.

—Lamento decírtelo, pero tu mundo se cae a pedazos.

(...)

Johnny le había permitido marcharse temprano ese día. No había sido la mejor jornada.

El Tatuador de Libélulas || WooSan (Adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora