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El séptimo mes ellos hicieron el amor por primera vez.

Nada les advirtió lo que sucedería. Ni el canto de los pájaros, ni desconocidos regalando rosas. Ningún cliente demasiado extraño se hizo presente a Thanxx Tattoos, y mientras caminaban hacia el restaurante de sushi ningún musical idiota comenzó.

No se sentaron en la mesa del centro, y tampoco en esa que ocupaban cuando Mingi los acompañaba. En realidad, la mesa que habían escogido se encontraba entre esas del montón que no te hacen ser el centro de atención, pero tampoco permite que te ignoren por completo.

Wooyoung estaba usando una camisa azul y holgados pantalones grises. A sus pies los cubrían un par de zapatillas deportivas. No había bandana, ni gafas de sol, ni una chaqueta. El color negro se había marchado. Tampoco había un aire de superioridad en su rostro.

Aún así, San aún veía al zorro que se escondía tras sus ojos.

—¿Sabes en qué mes estamos?—Preguntó el pintor mientras alzaba las cejas y sonreía levemente al apoyar la barbilla en sus manos.

San suspiró al ver las vendas en sus muñecas, las cuales ya estaba acostumbrado a encontrar todos los días. Se preguntaba muy seguido cuando desaparecerían, cuándo Wooyoung finalmente aceptaría recibir ayuda.

Esperaba también que ese día llegara pronto.

—¿Febrero?—Había confusión en su voz.

—¡Exacto!—Confirmó con alegría.—¿Sabes lo que eso significa?

—¿Que es... febrero?

Wooyoung rió ante esto y negó con su cabeza lentamente.

—La primera vez que nos vimos era febrero, Sannie.—Le recordó, y San se golpeó la frente ante algo tan obvio. Era difícil para él ser tan detallista.—Yo me veía increíblemente sexy ese día, y tú también.

El tatuador tenía imágenes de ese día, pero ninguna era completamente nítida en su mente. Es extraño, pero a veces olvidamos las cosas que realmente importan.

—Sigo sin entender por qué no escogiste los tatuajes de Changbin y Hyunjin.—Murmuró mientras le regalaba una sonrisa que solo aparecía cuando estaban juntos.

—Ya te lo dije hace algún tiempo, amor: Tus tatuajes eran los únicos que tenían lo que yo estaba buscando.

—Creo que también te he preguntado qué era lo que estabas buscando.

Wooyoung elevó una de las comisuras de sus labios y lo miró antes de acariciar su mejilla con su mano, la cual San sujetó para dejar un beso en la suave piel de sus nudillos.

—Buscaba amor.—Confesó.—No quería el mejor tatuaje del mundo, y tampoco a un tatuador de demonios. Necesitaba a alguien cuyas obras transmitieran tanto amor como el que yo sentía hacia mi abuela... Y sé de amor y de arte, Sannie. Sé como se conectan en los trazos, pues también puedes encontrar amor en lo que yo hago. Yo necesitaba una obra lo suficientemente bonita, delicada, cariñosa y pura como para decorar mi piel.

Cuando lo miró a los ojos, la típica calidez del cariño lo cobijó.

—Tal vez necesitaba un tatuador puro también.

San habría respondido con una bonita frase, pero la oportuna mesera de siempre llegó con su pedido.

El Wooyoung con quien había tenido su primera cita le habría ordenado marcharse. Ese Wooyoung simplemente le agradeció con una falsa sonrisa.

—Te amo.—Susurró San mientras veía al pintor llevarse un rollo de sushi a la boca.

El pintor lo miró con sus ojos marrones y sonrió dulcemente ante esto, así como un niño al que acaban de decirle que no tiene que ir a la escuela al día siguiente.

El Tatuador de Libélulas || WooSan (Adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora