Anthony "Tony" Ignasevich y Gabriel Mingueza, 17 años, estudiantes.
21 de septiembre 2022
Se hacían ya las tres de la noche, el dj había puesto una música más ochentera para descontracturar de tanta cumbia. Entre pequeñas flexiones y movimientos de hombros Tony disfrutaba sacando a bailar una chica rubia de ojos claros, Andrea, amiga de él y de Gabi, su mejor amigo.
Tony alzó la mano de Andre y la hizo girar como una princesa dentro de una caja sonidista desde la punta de sus dedos, al volverse a él de nuevo, se atraían y se alejaban con las manos aferradas el uno del otro, ida y vuelta. Cuando de repente el ambiente se corta por un cambio repentino en el rostro de ella.
-Eh, Tony, ¿Dónde va Gabi?
Éste giró su cabeza, observó por encima de su hombro la silueta de Gabi dirigiéndose a la salida.
-Ha estado raro últimamente – Expreso manteniendo su mirada en él, soltó un bufido de frustración, últimamente Gabriel no era el mismo, y todos en la escuela se daban cuenta, aunque hacían caso omiso de eso. –Cada vez está peor.
-Tony...
Tony llevó su cabeza nuevamente a ella de una forma desganada, como dejándose llevar por su cuello. – Lo se... - Se sentía muy bobo al pensar en eso, pero le era inevitable, se llevó las manos al flequillo y se lo tiró hacia atrás, intentando airear sus ideas. – Es solo que se está volviendo más agotador de lo normal, lleva demasiado tiempo así.
Andrea le asesta un golpe en el pecho al instante. Con cierto cariño, el suficiente como para no partirle el pecho.
-¡Au!, ¿Qué haces?
-Hacerte olvidar del peso que te da ayudar a tu mejor amigo – Sonrió y alzó las cejas, como intentando hacer más positivo el ambiente. Pero Tony aún así seguía con la cabeza en las nubes.
-Mira Tony, es solo un tiempo – Insistió. Ella puso su suave mano encima de su hombro mientras éste le dedicaba un semblante desesperanzador – No pasará nada... Está... Simplemente pasando una mala racha. Te necesita a tu lado, como en años anteriores.
-Lo se pero... ¿y si en realidad tiene alguna especie de depresión? – Al decir esas palabras ambos sintieron la tensión de aquella palabra, sin duda sentían mucho miedo de que eso le pasase a alguno de ellos - Quiero decir... No se si fuese capaz de entregarme a él lo suficiente como para ayudarle.
Ella cortó en seco la conversación con un manotazo a mano abierta en su mejilla. Esta vez con nulo "cariño"
-No digas eso tan a la ligera.
-Ambos sabemos que es la realidad.
-¿Y eso qué más da? Entiendo que no te sientas capaz de ser lo suficiente para acompañarle, pero debes acompañarle, no puede sentirse solo, y menos en ese momento.
Tony se había precipitado con sus palabras, así que solo guardó silencio y le dio la razón limitándose a expresarlo con una mueca. Lo siguiente era despedirse de todos en la fiesta y alcanzar a Gabriel, quien ya había hecho cinco cuadras a su casa, aún faltándole diez. Con lo que conllevaba eso, en tanto frío, un ventarrón que revoleaba su cabellera color castaño claro y ondulado, y a aferrarse a él mismo para intentar darse calor en el camino, ya que su camisa blanca de mangas largas solo era un filtro de sensaciones.
Sensaciones ya conocidas...
Por suerte, unas luces llamarían su atención, dándose media vuelta desde el torso vio con los ojos entrecerrados arribar la llegada del carro de Tony.
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Vidalogía (Album de Cuentos)
Short StoryEsta amalgama de pequeños relatos son para vos, lector. Para ti, y para aquellos sentimientos desbloqueados en ti, en favor de la impotencia, la esperanza, o la fidelidad de aferrarse a algo. Si existen o no esos sentimientos dentro de nosotros como...